La serie australiana con Jacob Elordi que corrige 'El puente del río Kwai'
'El camino estrecho' se despliega como un drama de amor y de guerra de aires clásicos

- Justin Kurzel y Shaun Grant para Amazon Prime Video
- En emisión en Movistar+
Ahora bastante e injustamente olvidado, David Lean se convirtió en uno de los cineastas más populares y prestigiosos del mundo con El puente del río Kwai (1957), una gran producción en torno a un campo de prisioneros británicos bajo control japonés durante la Segunda Guerra Mundial en la que se obliga a los soldados a construir el puente ferroviario del título, una vía entre Birmania y Tailandia a mayor gloria del imperialismo nipón. A partir del best-seller homónimo de Pierre Boulle, Lean convirtió la película en un retrato del delirio de la guerra a través de la confrontación entre los representantes de dos imperios en crisis, el militar británico que fuerza a sus hombres a construir el puente para el enemigo por pura disciplina megalómana, y el japonés que ejerce un férreo control sobre los prisioneros. The narrow road to the Deep North, de Richard Flanagan, publicada en 2013, se ha entendido a menudo como la respuesta australiana en el libro de Boulle y en la película de Lean. El autor se basó tanto en las experiencias de su padre como en prisionero de guerra de los japoneses como en las de un reconocido médico australiano que pasó por las mismas penurias en la construcción de aquella famosa vía de ferrocarril, para elaborar un drama de amor y de guerra que ahora han convertido en miniserie. El protagonista Dorrigo Evans (Jacob Elordi) es un cirujano prometido con una chica de buena familia. Cuando están a punto de llamarle a filas, se enamora y envuelve con la joven esposa de su tío, una relación que le marcará de por vida. La modernidad deEl puente del río Kwai radicaba en plantear una película bélica sin héroes ni posible final feliz. El camino estrecho también cuestiona la inmutabilidad de la figura del héroe, a partir de la evolución de Evans, que de mayor se convierte en un médico reputado, pero también cínico e incapaz de amar.
Flanagan corrige uno de los defectos que más se le reprocharon en El puente del río Kwai: no presentar en todo su sadismo el comportamiento del ejército japonés. La miniserie de cinco episodios ya lo deja claro en el segundo, en una escena escalofriante que no se muestra explícitamente. El director de la serie, Justin Kurzel, ha conformado una filmografía especialmente interesada en la violencia, con títulos como Snowtown, Macbeth o Nitram. En una producción con un claro aliento clásico como ésta, algunas escenas incluyen torturas de una crueldad insoportable, aunque se filtren a través de las neblinas de la selva. Pero Kurzel se contagia más a la poética del Terrence Malick de La fina línea roja que en la crudeza naturalista habitual en muchos de sus filmes.
La inhumanidad de las condiciones de vida de los prisioneros permite explicar el proceso interno que vive Dorrigo y su progresivo endurecimiento como persona. Aunque la idea de la serie es entender la complejidad del personaje a través de los tres períodos en que se le inscribe, el de la pasión luminosa y cálida por la mujer del tío, el de la guerra y el del presente, El camino estrecho funciona sobre todo por la fuerza del segmento bélico, que invoca emociones profundas al reflejar cómo los prisioneros australianos, sobre todo el protagonista, mantienen su dignidad y compañerismo en las peores condiciones. Jacob Elordi, que se dio a conocer como adolescente tóxico típicamente estadounidense en la serie Euphoria, se transforma aquí en un actor con contornos de estrella clásica. Tan apuesto y elegante como un joven Gary Cooper, pero con un poso de tormento.