El plan de la UE para dejar de importar gas ruso de una vez por todas

La Comisión Europea quiere acabar con la compra de gas en Rusia en 2027

Una terminal de gas natural licuado en Wilhelmshaven, Alemania.
06/05/2025
3 min

BruselasUna de las principales consecuencias de la guerra de Ucrania para la Unión Europea fue el desacoplamiento energético entre el bloque comunitario y Rusia, lo que provocó una gran crisis energética. Pese a la dependencia del club europeo del combustible fósil ruso, que permitía tener acceso a mucha energía relativamente barata –especialmente a la industria alemana–, Bruselas y los Estados miembros quisieron cortar en seco la importación de gas del régimen de Vladimir Putin y disminuyeron sustancialmente su compra.

Ahora bien, la propia Comisión Europea alerta de que la compra de gas natural licuado (GNL) de Rusia, que ha quedado excluido de las sanciones de la UE, ha repuntado durante el 2024 y quiere evitar que siga creciendo. De este modo, y con la intención de seguir castigando a Moscú y garantizar el acceso a energía, Bruselas ha propuesto este martes reducir de forma coordinada y gradual la adquisición de gas ruso, hasta lograr la absoluta independencia energética respecto al Kremlin.

Concretamente, la Comisión Europea pretende prohibir la firma de nuevos contratos de importación de gas por gasoducto o GNL a partir de ahora, y poner fin a los contratos que están en vigor a partir de finales de 2025. Así pues, Bruselas estima que a finales de 2027 ya habrá dejado de comprar gas. "Rusia no volverá a chantajear a nuestros estados. Los euros no volverán a llenar el cofre de la guerra", aseguró el comisario europeo de Energía, Dan Jørgensen, quien criticó que desde el inicio de la guerra la UE se haya gastado más dinero en comprar combustibles fósiles en Moscú que en.

Cabe recordar que el año pasado España fue uno de los países que más gas natural licuado importaron de Rusia de toda la Unión Europea, sólo superado por Francia. En el Estado se importaron 2.000 millones de euros en GNL y el único socio del bloque comunitario que redujo sus importaciones fue Bélgica, que las disminuyó en un 29% respecto al año anterior, según el estudio anual LNG tracker.

Sin embargo, en ningún caso la Comisión Europea teme que acabar con la importación de gas ruso pueda debilitar la seguridad energética del bloque europeo, sino al contrario. El ejecutivo comunitario ve la compra de energía en Rusia como una amenaza para la Unión Europea y asegura que lo compensará con la compra de energía a otros socios que considera más fiables y con la generación de mayor energía a través de las renovables. De hecho, varios medios internacionales apuntan a que una de las opciones que se plantea Bruselas para evitar la guerra comercial con Donald Trump es comprar mucho más GNL en Estados Unidos.

Sea como fuere, esta medida aún debe ser negociada por el Consejo de la UE –organismo que representa a los Estados miembros– y por el Parlamento Europeo. Sin embargo, no es una propuesta legislativa que necesite unanimidad y puede aprobarse por mayoría cualificada, lo que permite esquivar a la oposición de Hungría y Eslovaquia a endurecer más las sanciones energéticas contra el régimen de Putin.

Sin embargo, desde febrero de 2022 hasta ahora las importaciones de todos los tipos de gas ruso en la UE se han reducido sustancialmente y han pasado de suponer un 45% de lo que consumía en 2021 al 19% en 2024. Y en 2025 las proyecciones de la propia Comisión Europea estiman que la tasa bajará. Por lo que se refiere al petróleo, el porcentaje del global que adquiere el bloque europeo era del 27% a principios del 2022 y ahora es de cerca del 3%.

La Eurocámara tiene prisa por flexibilizar los límites de contaminación de los vehículos
  • El Parlamento Europeo ha votado a favor este martes de acelerar el proceso de tramitación de la normativa de flexibilizar los límites de contaminación de los coches y se prevé que este mismo jueves le dé vía. De esta forma, la Eurocámara aprobará la propuesta impulsada por la Comisión Europea alargar de uno a tres años el plazo para revisar el cumplimiento de los objetivos en las emisiones de los automóviles nuevos. Con esta medida, Bruselas pretende dar es margen de tiempo a la industria automovilística para transitar hacia el coche eléctrico y evitará la aplicación de multas milmillonarias en un sector que se encuentra en crisis.

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