Barcelona

"Si me denuncias no cobrarás y yo seguiré ganando dinero": la última trama de pisos turísticos ilegales

El Ayuntamiento de Barcelona investiga una red que podría tener decenas de inmuebles ilegales

Beatas
4 min

BarcelonaSerhii K. parece de entrada un inquilino normal. Firma el contrato a su nombre, aporta la documentación y abona la fianza a tiempo. Pero su intención no es vivir en ese piso, que poco después ya aparece en los principales portales de alojamientos turísticos. que durante los últimos tres años habría alquilado más de una decena de pisos a su nombre o al de otros compañeros –Angelina L. y Victor P.–, y que habría engañado después a los propietarios, que viven una pesadilla si quieren recuperar sus viviendas.

ninguno de un año. Para tranquilizarlos, también asegura que dará la cara ante los vecinos afectados por las molestias de los pisos turísticos y que dejará claro que la responsabilidad es toda suya, no del propietario. Incluso alude a su origen para intentar intimidar: "Soy de Ucrania, no hace falta decir nada más"

Sin embargo, hay propietarios que se atreven a denunciar. descartan que haya más, pero por el momento no tienen constancia. puede actuar.

La trama del joven ucraniano demuestra también que las dificultades para perseguir estas redes permiten que se sientan invulnerables. l'Hospitalet–. Aunque exista diligencia para frenarlo, son procesos que pueden ser largos. barcelonés. Las sanciones suelen ser de 60.000 euros –y un máximo de 600.000 euros–, pero muchos de estos estafadores no tienen bienes ni dinero en España y acaban no pagando las multas. su inmueble.

En el caso de Serhii, empezó alquilando un piso en la calle Galileu de Barcelona, ​​con otra persona, en el 2021. Dos años más tarde, las quejas vecinales –se trata de un edificio con cuatro pisos de menos de 50 metros en cada rellano– propiciaron que se incoara un expediente sancionador. Una de las vecinas relata cómo este febrero la estafa fue a más. El joven realquiló el piso a una chica de Madrid, que pagó más de 1.500 euros y, para su sorpresa, vio cómo el apartamento en realidad estaba anunciado en Airbnb.

Cuando la Guardia Urbana se presentó en el inmueble, encontró a Serhii K. y Angelina L. con una pareja de turistas. Un mes después, el propietario del piso logró rescindir el contrato. Se acabaron las fiestas y los intentos de los turistas de entrar en otros pisos, como le ocurría a una vecina, que veía cómo intentaban entrar en su casa porque los turistas se equivocaban de planta.

A partir de este piso, la trama extendió su red. Los pisos vacíos los amueblaba con lo indispensable y tenía a mujeres de la limpieza que se encargaban de poner a punto cada piso para los nuevos usuarios. "Una de las chicas de la limpieza me dijo que se llevaba al menos 6.000 euros al mes", explica una vecina afectada.

Fachada de uno de los bloques del centro en el que la trama tiene pisos turísticos.

Uno de estos pisos estaba en la calle Beates de Barcelona. Un edificio viejo, con la escalera desgastada, pero perfecto para atraer a turistas que quieren disfrutar del centro de la ciudad. "Él no aparecía nunca. Fue un infierno durante muchos meses. Borracheras, prostitutas, intentaban acceder a la azotea, gritos... Dejaban las bolsas de desperdicios en el portal, y no puedes hacer nada porque tienes miedo de denunciar porque no sabes quién está detrás. Y si viene y me da una paliza?", se pregunta una de las vecinas. la capacidad del piso. Lo mismo ocurrió en la calle de la Cera, en medio del Raval. En este caso el Ayuntamiento ha abierto un expediente para que el propietario recupere el piso.

Para poder alquilar todos estos pisos, Serhii y Angelina presentaban un contrato de trabajo. Ambos, con estudios de bachillerato sin haber cursado ningún grado superior, se hicieron pasar por programadores web en una empresa de Figueres, Connect Network System, ubicada en un complejo empresarial. Los responsables del espacio no tienen constancia de la existencia de esta empresa, que en el 2021 vio cómo Hacienda le retiraba el NIF y le cerraba la hoja registral: una decisión que también puede ser judicial cuando se sospecha que existe una actividad falsa. Esto podría comportar que se investigara un presunto delito de falsedad documental.

Redes que se reinventan

La de los jóvenes ucranianos es una de las redes que el Ayuntamiento de Barcelona tiene detectadas que se dedican a utilizar pisos de alquiler para convertirlos en vivienda turística. Una de las principales tramas es de ciudadanos de origen ruso, que llegaron a tener 20 contratos de alquiler, y otra de un ciudadano que opera con personas suecas de origen peruano, y que acumula más de un millón de euros en multas.

Cada mes el consistorio barcelonés detecta unos 400 anuncios ilegales de pisos turísticos: una cincuentena pertenecen a las redes y un centenar a personas que operan con dos o tres pisos a la vez. Sin embargo, no es la práctica más utilizada por los estafadores. "Los fraudes más habituales son pisos o habitaciones que no existen", explica el sargento de la comisaría de los Mossos d'Esquadra de Horta Juan Pedro García. Cuando los pillan, se reinventan y, por ejemplo, pasan a hacer negocio con alquileres de más de 31 días.

El cuerpo policial catalán está investigando, de la mano del Ayuntamiento de Barcelona, ​​qué hay detrás de la trama ucraniana. Por su parte, Airbnb, una de las plataformas donde se anunciaban los pisos, asegura que "los anuncios relacionados" con esta trama "ya se han eliminado" y que los "subarriendos no autorizados son un problema generalizado" en toda España que requeriría "regulaciones" sobre vivienda "más efectivas".

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