

Me miro un modelo de pregunta de examen de matemáticas de las PAU 2025. A los alumnos se les advierte que a la hora de plantear los ejercicios tendrán que "modelizar y resolver problemas de la vida cotidiana vinculando y contextualizando las matemáticas a otras áreas de conocimiento". Deberán "argumentar la idoneidad de las soluciones del problema para verificar su validez". Como ejemplo, existe este caso: "Juan encuentra entre los papeles de su abuelo un esbozo como el de la figura adjunta, en el que se describe un terreno de regadío que ha dejado en herencia a su padre". Y en la figura adjunta vemos el terreno del abuelo. Es una especie de trapecio pero con un lado curvilíneo. Como media pelota irregular, escantonada por un lado. Los alumnos deben calcular las coordenadas de los puntos P, Q y R y la ecuación de la recta PR.
Para hacerlo según lo que se les pide, antes que nada los alumnos tendrán que pensar si el hecho de que sea el abuelo (y no la abuela) el que deja el terreno al padre (¿no hay madre?) que suponemos que le deja a Juan, que no sabemos si es hijo único, perpetúa los roles machistas. En cuanto al regadío, ¿debemos pensar qué ha plantado? Frutales, ¿viña? Juan no podrá regar demasiado. ¿Por qué no se especifica esto en la era del cambio climático?
Dejemos de lado que Joan no quita nada práctico, del cálculo de las coordenadas que se piden en el examen. Vamos al asunto. Los alumnos, sobre todo, tendrán que contestar la pregunta explicando que el abuelo de Joan era idiota perdido. Para pasar el tractor o labrar con el caballo, el terreno debería ser regular. Esto supera la "viticultura heroica" del Priorat. Para dar la vuelta con el tractor habría que hacer maniobra todo el rato (mide unos ochenta metros cuadrados). Si Juan tuviera que cultivar este terreno, que se podría llamar Clos del Polinomio, se pasaría el día dando marcha adelante y atrás, mientras todos los demás campesinos ya llevarían días en la fiesta mayor, simplemente por ser herederos de rectángulos y cuadrados.