Trump prohíbe a Harvard inscribir a estudiantes internacionales
La decisión supone una nueva escalada en la guerra cultural del presidente contra las universidades


WashingtonLa administración de Donald Trump ha suspendido este jueves la capacidad de Harvard para inscribir a estudiantes internacionales. El movimiento supone una nueva escalada en la guerra cultural que el presidente lucha contra algunas de las universidades del país y especialmente contra Harvard, que va plantarse en sus exigencias y ha traído las presiones económicas a los tribunales.
"La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, ha ordenado al departamento de Seguridad Nacional (DHS) que revoque la certificación del Programa para Estudiantes e Intercambios (SEVP) de la Universidad Harvard. Esto significa que Harvard ya no puede matricular estudiantes extranjeros y que los estudiantes extranjeros que ya estudian tendrán que trasladarlos". anunciado el departamento de Seguridad Nacional en un comunicado.
Además, también acusa a la dirección de Harvard de "facilitar y participar en actividades coordinadas con el Partido Comunista Chino (PCCh), incluyendo la acogida y formación de miembros de un grupo paramilitar del PCCH cómplice del genocidio de los uigures". En la misma línea se ha expresado Noem, quien dice que el prestigioso centro ha fomentado "la violencia y el antisemitismo" y se ha coordinado "con el Partido Comunista Chino dentro de su campus", y no descartó ampliar la medida a otras universidades.
El pasado abril, el gobierno estadounidense suspendió 60 millones de dólares en contratos federales en la Universidad y congeló 2.200 millones de dólares en fondos federales en la Universidad después de que ésta se negara a ceder a las exigencias de la administración para influenciar el currículum académico. Bajo las acusaciones de "antisemitismo", Trump exigía al centro que cerrara todos los programas de diversidad, equidad e inclusión, y revisara aquellas áreas que tienen "registros flagrantes sobre antisemitismo". Sobre esta última exigencia, también se instaba a la prestigiosa universidad a someter determinados departamentos y programas a una auditoría externa.
La institución se negó a ceder ante unas presiones que consideraba que pretendían influir en su libertad de cátedra, convirtiéndose en el primer centro universitario al mantener el pulso a la administración Trump. Semanas antes, la Universidad de Columbia había claudicado ante unas exigencias similares bajo la amenaza de que el gobierno le suspendiera 400 millones de dólares en subvenciones. Poco después de que Harvard decidiera resistir ante el chantaje económico de Trump, Columbia también emitió un comunicado en el que matizaba su posición y rechazaba cualquier acuerdo con el gobierno que erosionara su independencia académica.
El desafío de Harvard a Trump hizo enfurecer al presidente, que el mes pasado ya planteaba la idea de denegar los visados a los estudiantes internacionales que quisieran inscribirse en la prestigiosa universidad. "Denegar los visados es muy grave y muy estúpido. Es la cosa con la que las universidades deben plantarse de verdad, porque si hace esto está poniendo en riesgo la esencia de la educación superior de Estados Unidos", advertía entonces al ARA el profesor de Harvard, Pol Antràs. Frenar la llegada de estudiantes extranjeros al centro es una forma indirecta de atacar también la capacidad económica de la Universidad, puesto que las matrículas y becas son otras formas de ingresos que tienen los centros educativos aparte de los fondos, subvenciones y donaciones.
Una vez duro en las finanzas
Harvard es la universidad más rica y antigua de Estados Unidos y cuenta con una dotación de más de 53.000 millones de dólares, una suerte de reserva que le permitiría resistir durante un buen tiempo a cualquier recorte que quiera ejercer el gobierno Trump. Aunque la prohibición de los visados para los estudiantes estadounidenses puede ser un duro golpe.
Según el New York Times, este año están matriculados unos 6.800 estudiantes internacionales en Harvard, una cifra que supone aproximadamente el 27% del total de alumnos. En los últimos quince años, la cantidad de extranjeros ha crecido en casi un 20%. La matrícula en Harvard es de unos 52.500 euros anuales, pero los costes pueden aumentar hasta casi 77.000 euros si se incluyen alojamiento y manutención. Además, los estudiantes internacionales suelen pagar una mayor parte de los costes educativos en comparación con otros estudiantes.
En un ataque más amplio a todos los centros de educación superior, Trump firmó a finales de abril una orden ejecutiva que apuntaba directamente al proceso de acreditación de los centros universitarios del país y que le servirá para atacar las fuentes de ingresos indirectos de aquellos centros que se muestren desobedientes con el gobierno federal. Con esta orden, el mandatario quiere excluir del acceso a los préstamos federales para los estudiantes aquellas universidades que no se alineen con su agenda.
El sistema de acreditación de los centros universitarios afecta a si los estudiantes de los centros pueden tener acceso a préstamos universitarios del gobierno –que tienen un interés menor que los privados– y las becas Piel. Normalmente, uno de los criterios que muchos de los futuros alumnos tienen en cuenta a la hora de inscribirse en los centros es la acreditación y el tipo de becas a las que tendrán acceso, de forma que aquellas universidades que queden excluidas de estas prestaciones resultarían menos atractivas. Todo ello volvería a afectar a las inscripciones de estudiantes y al ingreso que suponen.