

El nuevo papa de Roma, León XIV, el 267º, es un norteamericano hijo de padre de origen italofrancés y madre de origen español –Mildred Martínez–, un religioso de la orden agustiniana que ha trabajado junto a ella y en sintonía con el difunto papa Francisco, a quien este jueves, desde el balcón de rey, desde el balcón de rey, desde el balcón de Rey. León XIV está en línea con la vocación de cambio de la Iglesia iniciada por Francisco. Sin embargo, veremos hasta dónde está dispuesto y puede llegar. En cualquier caso, en términos vaticanos es un papa joven: 69 años. Y un papa con una notable experiencia en la curia, donde fue prefecto del dicasterio de los obispos, cargo al que accedió en el 2023, el mismo año que fue ordenado cardenal. Por tanto, si, en efecto, realmente se dispone a transformar la estructura de poder vaticana ya traer nuevos aires a la Iglesia desde la base y con espíritu abierto, tendrá a la vez tiempo y conciencia de los obstáculos internos que encontrará.
La elección del nombre León da pistas de su talante renovador. León XIII (1878-1903), de quien ha decidido ser continuador, fue el primero en hacer una encíclica social, la Rerum novarum, con la que buscó una "tercera vía" entre el socialismo revolucionario y el liberalismo duro. Su papado daría pie, en el terreno político, a la democracia cristiana en Europa. Si la Iglesia de la época de León XIII era ultramontana, la que toma León XIV está todavía muy alejada de la realidad social del siglo XXI. Si la polarización ideológica y política de 1900 era fuerte, también lo es la de 2025, donde los discursos de ultraderecha han ido ganando adeptos y poder.
Parece que León XIV quiere ejercer un liderazgo ideológico global tal y como lo inició León XIII. Con sus primeras palabras insistió en la "paz", el "diálogo" y la "unidad" fraternal humana. Pero más allá de la pretensión de desempeñar un rol mundial de moderación y de "construir puentes", se encontrará con retos cruciales irresueltos que habrá que ver cómo aborda: el papel subalterno de la mujer en la Iglesia, el encaje y la plena aceptación de las personas homosexuales en la institución, la lacra de los abusos sexuales también dentro de la Iglesia, Occidente.
León XIV ejerció desde 2015 en lo que, en términos vaticanos, se considera una iglesia periférica y popular, la diócesis de Chiclayo, en Perú, donde tuvo un papel relevante en la Conferencia Episcopal Peruana y en el saneamiento de la comunidad. Este jueves, aparte de hablar en italiano, ha pronunciado unas palabras en castellano dirigidas precisamente a los fieles peruanos; en cambio, no ha utilizado el inglés. Porque, más allá de sus años de juventud y formación, ha vivido alejado de la Iglesia estadounidense, donde predomina el conservadurismo. De hecho, su elección responde al clásico sutil doble lenguaje vaticano: se elige, sí, a un estadounidense, pero al mismo tiempo alguien claramente alejado de lo que representa el trumpismo.
Con León XIV no habrá involución. Lo que hay que ver es si habrá continuismo o progreso para acercar a la Iglesia a los tiempos que le toca vivir.