Cine

Cuando en el País Valenciano la tortilla de patatas se hacía sin huevos ni patatas

Celia Rico Clavellino adapta la novela de Rafael Chirbes en la película 'La buena letra' y retrata la posguerra en clave íntima

Loreto Mauleón en 'La buena letra'
02/05/2025
2 min

BarcelonaEn un pueblo del País Valenciano donde la supervivencia es el único horizonte vital de los perdedores de la Guerra Civil, un ama de casa corta con cuidado los caparazones de las cáscaras de naranjas y las remoja en agua para que se ablanden; después las sofríe y las mezcla con una pasta de harina barata. Esta "tortilla de patatas sin huevos ni patatas" es una de las "recetas del hambre" que Celia Rico Clavellino (Sevilla, 1982) descubrió mientras investigaba cómo llevar a la pantalla el mundo que describía Rafael Chirbes en la novela La buena letra. "Para mí era muy importante darle valor al hambre, una de las cosas más duras que hay –explica la directora–. Pero debo decir que la tortilla de caparazones de naranja no es tan mala como parece; la cocinamos y no está mal".

El centro de este relato sobre una familia arrasada por las consecuencias externas e internas de la guerra, la abnegada Ana (Loreto Mauleón, magnífica) trata de curar las heridas del marido (Roger Casamajor) y del cuñado (Enric Auquer), al que creyeron muerto, y mantiene a raya la miseria con recetas creativas, con recetas creativas, con recetas creativas, sacrificio. "Escribí al personaje pensando en Loreto, que tiene algo muy bondadoso en la mirada, una pureza difícil de interpretar", explica Rico, quien también destaca "la potente sensibilidad" de Auquer, la firmeza "de tener los pies en el suelo" de Casamajor y "el torrente emocional" de Ana Rujas, la nueva mujer del personaje. "Son como un cuarteto, cada uno con su instrumento, pero a la vez formando un todo", dice.

Celia Rico con Loreto Mauleón y Enric Auquer durante el rodaje de 'La buena letra'.

El silencio de los vencidos

Como en sus películas anteriores, Viaje al cuarto de una madre (2018) y Los pequeños amores (2024), lo que se calla cobra casi más importancia que lo que se dice. "Aquí el silencio es muy importante, porque marcó mucho esta generación –apunta–. Y es un silencio con muchas capas, desde el miedo a decir lo que se piensa en la creencia de que al bando de los vencidos le tocaba callar o, incluso, no querer revivir el trauma para evitar el dolor". El silencio acaba convirtiéndose en una carga física para los personajes. "Loreto mastica todas las palabras que no dice, siempre tiene la mandíbula en tensión –explica Rico–. Y se le cargó tanto que durante los ensayos necesitó sesiones de fisioterapeuta".

Ana también establece un diálogo interesante con las madres de las películas anteriores de Rico. "Aquellos personajes me servían como espejo para verme a mí misma como hija y, como tantas mujeres de mi generación, para rechazar el modelo que nos ofrecían –reflexiona–. Pero a través de Ana, me doy cuenta de que nuestras madres ya tuvieron que rechazar un modelo, y entiendo mejor por qué a mi generación nos da mejor que por mi generación, y entiendo mejor por qué a mi generación la herencia de esa dictadura que marcó tanto el rol de las mujeres en ese país". La buena letra quiere ser un homenaje a unas abuelas que tuvieron que bajar la cabeza y callar y que, sin embargo, lucharon y se sacrificaron para que sus familias sacaran adelante. las clases más poderosas".

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