1 de Mayo

El 'juego de truenos' de sindicatos y partidos: ¿quién es más cercano a quién?

El PSC y los Comunes conservan la relación histórica con UGT y CCOO, mientras que la Intersindical suma complicidades dentro del espacio independentista

Manifestación del 1 de Mayo de 2025 con los sindicatos en la cabecera
02/05/2025
5 min

BarcelonaLas relaciones entre los partidos de izquierdas y los grandes sindicatos son tan viejas como el movimiento obrero. El primer líder de UGT, Pablo Iglesias, también lo fue del PSOE, al igual que CCOO nació impulsado por militantes del Partido Comunista (y en Catalunya, del PSUC). Desde la Transición, estas relaciones han ido fluctuando hasta consolidarse un marco de colaboración estable en las instituciones. Pero a pesar de las simpatías políticas, de puertas hacia fuera los sindicatos reivindican su independencia y presionan para que los partidos les asuman su agenda. Por ejemplo, la reducción de la jornada laboral, el aumento de los salarios y la garantía de una vivienda asequible. Ahora bien, ¿quién es más cercano a quien en el tablero político y sindical de la Catalunya post-Proceso?

En el PSC aseguran que están en "conversación permanente" con CCOO y UGT, los dos sindicatos más representativos en Catalunya, aunque el vínculo es más estrecho con el segundo, también por motivos históricos. Fuentes socialistas sostienen que la relación no se resintió ni siquiera cuando ambos sindicatos se significaron con el derecho a decidir y la liberación de los presos políticos (cuando el PSC se oponía a la amnistía). Sin embargo, esta sintonía no se tradujo con un nombramiento al más alto nivel cuando los socialistas llegaron a la Generalitat: la cartera de Empresa y Trabajo le ocupa el exconvergente Miquel Sàmper, con un perfil más cercano a la patronal.

Al sottogobierno, el sindicalismo tuvo mejor suerte. La secretaría general de Treball está en manos del ex diputado Pol Gibert, próximo a UGT, y la directora general de relaciones laborales es el exresponsable de Política Sindical de la propia organización, Núria Gilgado. La proximidad de UGT con la candidatura del presidente, Salvador Illa, en las últimas elecciones se hizo evidente con la incorporación de su presidente, Matías Carnero, en la posición final de la lista, que protagonizó la polémica contra el expresidente Carles Puigdemont, aseverando que había "marchado llorando en el maletero y quién sabe si pisa". Ya en Palau, y en un guiño a CCOO, el Gobierno de Salvador Illa situó al frente de la Dirección General del Diálogo Social, de nueva creación, al sindicalista Ricard Bellera.

ERC, a tres bandas

Pero, bajo la batuta de Pepe Álvarez, UGT ha querido ser la casa grande de las izquierdas y trascender las siglas socialistas. Una prueba es el tándem en la dirección en Catalunya: si Carnero acudió a las listas del PSC, el secretario general, Camil Ros, fue líder de las juventudes de ERC. Las filas de UGT también han dado a ERC dos consejeros de Trabajo en los últimos años, Dolors Bassa y Chakir El Homrani.

¿Cómo se sitúan ahora los republicanos? Esquerra hizo cambios en su sectorial sindical hace poco más de un año. Históricamente representantes de UGT y CCOO se repartían la presidencia de los cuatro años de mandato, dos para cada sindicato. Sin embargo, la última vez este pacto se rompió y CCOO se repartió los dos primeros puestos de la sectorial con la Intersindical en un acuerdo en el que UGT no formó parte. El melón se reabrirá dentro de unas semanas, porque tras el congreso deben renovarse las sectoriales. El debate que ha afrontado en los últimos años es la prueba de que Esquerra no tiene un sindicato de referencia. De hecho, en el partido hay militantes afiliados a UGT, CCOO o Intersindical –informa Mireia Esteve. En cualquier caso, fuentes de la dirección remarcan que Oriol Junqueras tiene entre ceja y ceja fortalecer la relación del partido con el mundo del trabajo y que, por eso, por primera vez en la historia de ERC, se ha creado una vicesecretaría al respecto, que ocupa Laura Pelay, vinculada a UGT.

La visita a Waterloo

La Intersindical es, precisamente, el sindicato que ha ido a agujerear a la órbita independentista reivindicándose como el único "de obediencia nacional" y participando en movilizaciones como la Diada. En Junts también están cercanos –su líder, Sergi Perelló, ha ido más de una vez a ver al expresidente Carles Puigdemont en Waterloo–, aunque desde la dirección subrayan que también mantienen relaciones con UGT y CCOO (que son especialmente buenas, añaden, con Ros). Estas relaciones podrían tensionarse si Junts no avalara la reducción de la jornada laboral que quiere aprobar el gobierno español, tal y como le pidieron Álvarez y Ros en Puigdemont cuando fueron a verle a la Casa de la República. De hecho, el objetivo de los junteros ahora es recuperar sobre todo el vínculo con el empresariado y las patronales que tenía la antigua CiU, un propósito que les facilita ser clave en el Congreso de los Diputados.

La CUP también mantiene vínculos con la Intersindical, aunque se alinea más bien con el sindicalismo alternativo representado en la Mesa Sindical (donde también está COS, el sindicato de la Izquierda Independentista, y Solidaridad Obrera). Con la CGT, de carácter anarquista, hay mucha doble militancia, así como con los sindicatos del ámbito docente y con el Sindicato de Alquiladoras, admiten fuentes del partido.

Los Comunes, aliados con CCOO.

El otro gran sindicato catalán, CCOO de Catalunya, tiene en los Comuns un gran aliado. Varios dirigentes provienen y su cara más visible es ahora la portavoz en el Congreso y del partido, Aina Vidal. "Tenemos una relación histórica con CCOO, pero también trabajamos con otros sindicatos como UGT y CGT", afirman fuentes de Els Comuns, que destacan que, como ERC, tienen una sectorial específica sobre el mundo del trabajo. Tienen otra sobre movimientos sociales y entidades, desde donde han buscado afinidad con el Sindicat de Llogateres y, recientemente, con Unió de Pagesos.

En cambio, en la derecha españolista las relaciones con los sindicatos tradicionales de clase son nulas. Fuentes del PP catalán confirman que no tienen conexión alguna, mientras que Vox limita sus contactos a su propio sindicato, Solidaridad, una terminal más de la formación de extrema derecha.

¿Por qué éste juego de truenos?

Pero si estas sintonías existen, ¿por qué los sindicatos no se significan más claramente a favor de los partidos? La respuesta la da el doctor en ciencia política y profesor en la UPF Javier Astudillo, quien realizó su tesis doctoral sobre la relación entre el PSOE y UGT. Ya desde el siglo pasado, el sindicalismo europeo entendió que, entrando a disputar la batalla electoral, tenía "muy poco que ganar y mucho que perder". Primero, porque esto abocaba a los sindicatos a tener que competir en lugar de optar por negociar juntos por los derechos de los trabajadores ante el poder. Y en segundo lugar, porque si quien ganaba era un partido rival perdían poder negociador con el nuevo inquilino en las instituciones.

El experto también apunta a la lección que el sindicalismo catalán aprendió, en este caso, del País Vasco, donde desde los años noventa los sindicatos con mayor peso son los nacionalistas ELA, vinculado al PNV, y LAB, vinculado a Bildu. Cuando la Intersindical empezó a tomar fuerza durante el Proceso, CCOO y UGT tuvieron que moverse en la cuestión nacional para evitar dejar vacante un espacio que, apunta Astudillo, podía ocupar este sindicato.

stats
OSZAR »