Putin deja en el aire el encuentro con Zelenski en Estambul y dice que no acepta "ultimátums"
Trump sugiere que podría asistir al encuentro entre los presidentes ruso y ucraniano


MoscúLa propuesta de Volodímir Zelenski de reunirse cara a cara con Vladimir Putin este jueves en Estambul ha cogido a contrapié al presidente ruso. El Kremlin no quiso responder a la invitación del líder ucraniano, que el domingo por la noche había contrarrestado la oferta de su homólogo de mantener conversaciones directas entre Ucrania y Rusia en Turquía subiendo la apuesta y pidiéndole que "no buscara excusas" para no sentarse con él.
El portavoz del gobierno ruso, Dmitri Peskov, que ha atendido a la prensa más tarde de lo habitual, ha sorteado la pregunta de los periodistas y se ha limitado a afirmar que están decididos a "buscar en serio modos de lograr un acuerdo a largo plazo en Ucrania". Nada más. De este modo, Putin gana tiempo mientras busca una forma de declinar la oferta sin que Donald Trump pueda acusarle de resistirse a negociar la paz.
Por su parte, el presidente de Estados Unidos ha sugerido que podría asistir al encuentro de Estambul entre sus homólogos ucraniano y ruso, si considera que se puede llegar a un acuerdo. "Volaría [a Estambul] si pensara que puede ser útil", soltó Trump, y insistió en que él ha sido el artífice de la reunión: "No podían acordar una reunión porque uno decía alto el fuego, el otro decía que no al alto el fuego [...]. está programada. Vaya a la reunión del jueves».
El Kremlin gana tiempo
Una pista de por dónde pueden ir los argumentos del Kremlin para rechazar una reunión cara a cara con Zelenski la ha dado el vicepresidente del Senado ruso, Konstantin Kosachev, quien, en declaraciones al canal Rusia 24, alegó que los encuentros entre jefes de estado no se organizan a toda prisa, sobre todo en una situación tan complicada. "Una reunión sin preparación es peor que ninguna reunión", explicó.
En septiembre del 2022, cuando Rusia se anexionó las cuatro provincias ucranianas ocupadas, el presidente ucraniano promulgó un decreto que impedía las negociaciones con Putin. El objetivo era evitar que hubiera conversaciones subterráneas con representantes rusos que pudieran minar la posición ucraniana. Ahora bien, Zelenski considera que este decreto no le afecta personalmente y que él es libre de reunirse con representantes del Kremlin, incluido el presidente, si lo cree oportuno.
Otra de las narrativas que Moscú había utilizado para vetar los contactos con el líder ucraniano era su ilegitimidad. Un argumento que no tiene en cuenta interesadamente que en virtud de la ley marcial no pueden convocarse elecciones. Putin llegó a sugerir que se destituyera a Zelenski y en su lugar se instalara un gobierno interino tutelado internacionalmente. Pero eso molestó a Donald Trump, que empezó a intuir que Rusia quizás no estaba interesada en un acuerdo de paz.
La propuesta de Putin de organizar las primeras conversaciones directas entre ambos bandos desde marzo del 2022 es su última huida hacia delante para evitar que el presidente estadounidense le responsabilice del fracaso de las negociaciones y, al mismo tiempo, no tener que comprometerse a un alto el fuego de 30 días.
Un ultimátum "inaceptable"
Pero negarse a un encuentro cara a cara con Zelenski después de que Trump forzara al presidente ucraniano a aceptar la cita entre ambos países en Estambul podría ser la prueba definitiva para la Casa Blanca de que Putin no está dispuesto a llegar a un acuerdo. Este domingo el presidente de Estados Unidos aseguró que "procedería en concordancia", junto a los países europeos, si en Turquía se constataba que el Kremlin dilataba un posible pacto.
Según Bloomberg, Trump prometió a los líderes europeos que se abriría a imponer sanciones contra Rusia si fuera necesario. Este lunes el gobierno alemán ha amenazado a Putin con preparar un nuevo paquete si antes de la medianoche no se sumaba al alto el fuego de 30 días impulsado por Kiiv con el apoyo de los aliados occidentales. El Kremlin ya ha respondido rechazando la presión y asegurando que "el lenguaje de los ultimátums es inaceptable para Rusia".
La euforia de la prensa oficialista tras el golpe de efecto de Putin con la propuesta de conversaciones directas contrasta con el silencio de los opinadores ahora que el balón vuelve a estar en el tejado ruso. "Pronto quedará claro quién es el halcón y quién es el pacificador", escribía el corresponsal de guerra Dmitri Stexin en el Komsomolskaya Pravda, mientras que Oleg Karpovitx, vicerrector de la Academia Diplomática, aseguraba a Izvedia: "Putin ha hecho otra jugada como un gran maestro del ajedrez y ha dejado en evidencia el régimen de Kiiv y sus patrocinadores".
Sea como fuere, la mayoría de expertos coinciden en que, detrás de los esfuerzos para la galería destinados a demostrar la máxima voluntad de llegar a un acuerdo, los progresos reales son mínimos. Las posiciones de ambos países siguen muy alejadas: Putin no ha dado ningún síntoma de renunciar a sus exigencias de máximos y tampoco Zelenski ha demostrado estar preparado para asumir ninguna pérdida territorial. Así pues, conviene no esperar nada positivo de las conversaciones en Estambul.