¿Por qué España es un socio vital para la OTAN?

BarcelonaTres años después de la histórica cumbre de la OTAN en Madrid –con cena en el Museo del Prado incluida–, el gasto militar de España se mantiene por debajo del 2% del PIB acordado en 2014 y reiterado como objetivo durante toda la legislatura de Sánchez. Sin embargo, a pesar de las críticas de los socios al gasto militar, especialmente desde el regreso de Trump a la Casa Blanca, el compromiso del gobierno español con la Alianza Atlántica se ha ido incrementando en los últimos años y la geografía hace del Estado un socio necesario para la OTAN.

"España es un proveedor de seguridad para la OTAN y no un consumidor", afirma Domènec Ruiz, investigador senior y representante del Cidob en Bruselas. Su cooperación en misiones en el extranjero supera sus necesidades de seguridad, y ese balance positivo explica que sea "un socio fiable, y uno de los países más activos en misiones de la OTAN", dice Ruiz.

Esta relación de mutuo interés está marcada, sobre todo, por la geografía. "España es una plataforma logística para las operaciones en África, el Mediterráneo oriental y Oriente Medio", continúa Ruiz. El interés de Estados Unidos por este paso a la intersección entre dos continentes se remonta a hace más de setenta años, cuando firmaron el Pacto de Madrid de 1953, que rompía el aislamiento de la dictadura a cambio del uso de la base naval de Rota, en la puerta atlántica del estrecho de Gibraltar –un. El acuerdo ha requerido renovaciones periódicas, actualmente bajo el paraguas de la OTAN, pero el interés de Estados Unidos por mantener la base no disminuyó ni siquiera en el momento álgido de las tensiones con Marruecos en 2020, cuando el rey Mohammed VI ofreció a Trump que trasladaran a Rota a su país.

Lejos de cerrar la base y aceptar la propuesta en un clima de acercamiento entre EEUU y Marruecos por reconocimiento del Sáhara Occidental, Rota ha continuado su labor en el marco de la OTAN. El gobierno español prepara su ampliación con un presupuesto de 300 millones de euros durante los próximos ocho años, y desde 2010 la Alianza ha desarrollado también un escudo antimisiles con destructores AEGIS estadounidenses.

Pero existen más puntos de interés en territorio español. La base aérea de uso compartido de Morón –en la que participa la fuerza aérea de Estados Unidos, también desde 1953– ha proporcionado una colaboración material que da cobertura a operaciones clave del ejército estadounidense. La más reciente hace menos de una semana, cuando acogió aviones cisterna estadounidenses que participaron en los ataques contra infraestructuras nucleares en Irán.

"La OTAN es una herramienta liderada por Estados Unidos para tener una presencia militar en el Atlántico Norte, y la localización de España, en el sur del Atlántico Norte, es esencial para EEUU", explica Jordi Calvo, coordinador e investigador del Centro Delàs. Una participación que, según Calvo, "ofrece incluso demasiado desde el punto de vista de seguridad para la ciudadanía", dada la "volatilidad de Estados Unidos de Trump".

Algunas bases de la OTAN tienen menos protagonismo, pero mantienen una operativa constante.

Flanco sur: ¿amenazas del futuro?

En los últimos años, la OTAN también ha empezado a mirar con atención al sur del Mediterráneo. "El Sahel es un foco de inestabilidad, con golpes de estado en varios países y un papel negativo de Rusia, con el sucesor del grupo Wagner, Africa Corps, financiado por el Kremlin", explica Domènec Ruiz.

La Alianza parece que empieza a dar pasos firmes en esta dirección. En la última cumbre de la OTAN en Washington, el pasado año, la Alianza aprobó el llamado Plan de Acción del Vecindario Sur, que premia al acelerador configurando una estrategia propia en una región olvidada hasta entonces. Todavía no se han producido decisiones, pero se especula con que la Alianza podría desplegar tropas en misiones de entrenamiento. Según explica Ruiz, esto posiciona aún más a España como socio necesario, dadas las "muy buenas relaciones con países africanos y árabes que no tienen otros estados miembros".

Para Jordi Calvo, de hecho, la urgencia que pone el gobierno español sobre la mesa para invertir en el flanco sur está "condicionada por la cuestión de Ceuta y Melilla", excluidos del Tratado del Atlántico Norte, pero también por los "intereses históricos de Francia" en la región. Para Ruiz, la penetración rusa en el Sahel demuestra que la amenaza "no está limitada al flanco este de Europa".

Más allá del flanco sur, de la presencia de bases estadounidenses y de la geografía, España es el octavo exportador de armas a escala mundial, pero también un gran importador de material y tecnología estadounidenses. Una capa más en la relación de dependencia mutua entre la Alianza Atlántica y el Estado, que ahora se ha tambaleado a raíz de la negativa de Pedro Sánchez a sucumbir a las demandas de Donald Trump para incrementar el gasto militar hasta el 5% de todos los aliados.