Apagón

¿Por qué se producen los apagones eléctricos?

El sistema eléctrico español funciona a través de cuatro fases principales: generación, transporte, distribución y comercialización

Una subestación propiedad de Red Eléctrica en Barcelona.
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BarcelonaLos apagones eléctricos son un fenómeno que se produce por distintas causas, pero una caída generalizada del suministro como la de este lunes, con una afectación prácticamente total de la península Ibérica, no es habitual. Otras veces se han vivido apagones más o menos generalizados, como el que se produjo en julio del 2021, que afectó a varias comunidades del Estado –entre ellas Catalunya– cuando hubo una avería en una línea de muy alta tensión de 400.000 voltios de Red Eléctrica, o unos años atrás, en julio del 2007, en julio del 2007, y miles de clientes permanecieron sin luz, algunos hasta durante cuatro días.

Al parecer, el macroapagado de luz de este lunes se ha producido por una oscilación fuerte del flujo de potencia de carga. Según algunas fuentes, el suministro cayó hasta 11.000 MW, pasando de 26.695 a 15.970 MW. ¿Cómo puede ocurrir esto?

Gráfico de la demanda eléctrica de este lunes

Actualmente, la estabilidad del suministro eléctrico se considera un pilar fundamental para el funcionamiento de cualquier sociedad moderna. Sin embargo, en varias ocasiones, países como España han experimentado apagones que dejan sin luz a millones de familias y empresas. Estos eventos, aunque son puntuales, generan preocupación ante la posibilidad de un corte masivo a gran escala, conocido como gran apagón o blackout. Una de las debilidades del sistema eléctrico de la península Ibérica es que, hasta hace muy poco, era una isla energética y actualmente su conexión con el sistema europeo es todavía muy mínima, a través de la línea de alta tensión (MAT) que atraviesa el Pirineo por Cataluña.

De hecho, una fuente del sector ha explicado al ARA que en el momento del apagón Portugal estaba produciendo poco y, por tanto, es difícil que pueda trasvasar electricidad a España. Y, además, la interconexión de España con Francia es mínima, lo que retrasará aún más el retorno del suministro, ya que las centrales deben ir conectando poco a poco a la red.

Una de las causas más frecuentes de los apagones son las averías en la red eléctrica y las caídas de tensión. Daños en las líneas de transmisión, en subestaciones o en componentes de distribución pueden interrumpir el flujo de electricidad. Estas averías pueden ser provocadas por fenómenos meteorológicos adversos, accidentes o incluso por la acción humana. La infraestructura eléctrica, al ser compleja, requiere un mantenimiento constante para evitar fallos que puedan derivar en cortes prolongados.

Otra causa importante son las sobrecargas. Cuando la demanda de energía supera la capacidad de la red, los sistemas de protección activan cortes temporales para evitar mayores daños en las instalaciones. Esto suele ocurrir en períodos de alto consumo, como en invierno, cuando las temperaturas bajan y crece el uso de la calefacción. La eficiente gestión de la demanda es crucial para prevenir estos escenarios.

Las condiciones meteorológicas extremas también tienen un papel decisivo en la fragilidad del sistema eléctrico. Tormentas, huracanes y terremotos pueden dañar las infraestructuras y dejar grandes áreas sin suministro. En España, aunque el riesgo sísmico no es alto, fenómenos meteorológicos como temporales o nevadas intensas pueden afectar a las líneas eléctricas ya las plantas de generación y provocar apagones temporales.

Ataques cibernéticos

Por otra parte, los ataques cibernéticos son una amenaza cada vez más presente. En los últimos años se han registrado incidentes en distintos países donde hackers consiguieron manipular o deteriorar sistemas críticos y causar cortes masivos en el suministro. La dependencia de sistemas digitales y la conectividad hace que la seguridad de la red eléctrica sea una prioridad para evitar escenarios de crisis.

Consecuencias económicas

Un apagón puede tener consecuencias devastadoras en la vida cotidiana y la economía. La interrupción de servicios esenciales como hospitales, sistemas de agua, transporte y comunicaciones puede poner en peligro la seguridad de la población. Además, la paralización de industrias y comercios genera pérdidas económicas considerables y afecta a la recuperación social y económica.

En el contexto actual, la preocupación por un posible gran apagón ha aumentado. La dependencia de energías renovables (60% de la producción en España), la reducción de plantas nucleares y los conflictos internacionales contribuyen a crear un escenario de incertidumbre. Aunque España cuenta con un sistema diversificado y robusto, con diversidad de fuentes de suministro como las nucleares, los ciclos combinados, la hidráulica o las renovables, la vulnerabilidad frente a factores externos sigue siendo una realidad sobre la que hay que estar atentos.

Cómo funciona el sistema eléctrico español

El sistema eléctrico español funciona a través de cuatro fases principales: generación, transporte, distribución y comercialización. finales, incluyendo costes adicionales como la potencia contratada, los costes regulados y los impuestos.

1. Generación

La electricidad se produce en centrales eléctricas que utilizan diversas fuentes, incluyendo renovables (eólica, solar, hidráulica) y no renovables (nuclear, ciclo combinado, carbón).

2. Transporte

La energía generada se transporta a través de líneas de alta tensión (hasta 400.000 voltios) gestionadas por Red Eléctrica de España (REE) para asegurar un suministro eficiente y seguro.

3. Distribución

La electricidad se distribuye a los consumidores a través de las redes generales de distribución (RGD) desde las subestaciones de alta tensión hasta las zonas urbanas.

4. Comercialización

Las comercializadoras compran la energía en el mercado mayorista y la venden a los consumidores finales, incluyendo costes adicionales que determinan el precio final de la electricidad.

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