Música

Métal catalán, una historia que había que contar

Eduard Cremades, Dani Farrús y Dani Morell publican un libro imprescindible sobre una escena musical diversa y efervescente

El grupo Cristales en la Sangre.
28/06/2025
7 min

Barcelona[En este artículo, el heavy metal también lo llamamos metal, con acento abierto, tal y como recomienda el Termcat, pero mantenemos metal, sin acento, en las denominaciones estilísticas, como black metal, death metal y thrash metal]

"Quizás no es el mejor momento del metal, ni el mejor momento del catalán" Farrús, uno de los tres autores, junto a Eduard Cremades y Dani Morell, del libro Historia y poder del metal catalán (Enderrock Libros, 2025). Es el mejor momento, tanto cuantitativa como cualitativamente. En 2024, entre enero y septiembre, los autores del libro contabilizamos más de doscientos conciertos de metal en catalán. Y, además, hay grupos en casi todas las derivadas estilísticas que se han sucedido desde que los británicos Black Sabbath publicaron su primer álbum en 1970 y abrieron la caja de los riffs. "Tenemos la suerte que hay de todo en catalán", recuerda Farrús. Es un ecosistema eminentemente underground, a menudo invisible en muchas programaciones, pero resiliente por naturaleza y más conectado con el presente del métal internacional que buena parte del cartel del Rock Fest.

En este ecosistema hay sólidas bandas de thrash como los cardoninos Siroll!, referentes como los terrassenses Cristales en la Sangre (que surgieron del black metal y ahora barajan el metal progresivo), el implacable deathgrind de los barceloneses Ósserp, el folk metal de los valencianos Curial y las barcelonesas Hoz de Fetillera, el doom de los calderinos Udol, el heavy más clásico de los terrasenses Forja, el métal alterna mallorquines Helevorn. Algunos realizan colaboraciones con poetas, como los vallencs Urgila con Antonia Vicenç Carbonell. Algunos tocan a menudo en Europa, como los de Osona Tibosity, y el sello estadounidense Noxious Ruin ha editado discos de los barceloneses Bocc como Dulce muerte en los limos del Rec Comtal (2022) y La forja de los cráneos (2024).

De todo ello hablan en un libro imprescindible para la cultura catalana, porque documenta, explica y censa una realidad que queda fuera del foco de la narrativa convencional. La primera parte deHistoria y poder del metal catalán contextualiza esta historia tanto cronológica como temáticamente, con capítulos muy interesantes sobre política, lengua, literatura y la presencia de las mujeres en el metal. Hay entusiasmo y crítica, señalan agravios, pero huyen del victimismo. El Rock Fest, el festival internacional de metal de Santa Coloma de Gramanet, en diez años sólo ha programado un grupo que cantara sobre todo en catalán, Los Guardians del Pont. "En cambio, vas al Hellfest, a Francia, y además de Pantera, Obituary o Sepultura verás varios grupos franceses muy buenos que cantan en francés. Esto es lo que echamos de menos aquí. ¡Si programas Siroll! aunque sea a primera hora, muchos espectadores podrían descubrirlos", dice Morell. Acostumbrados a echar por el derecho, el metal catalán no se queda con los brazos cruzados. El periodista Jordi Meya, junto a la promotora Hello Cleveland y la agencia Blood Fire Death, han organizado el festival Catalunya Triomfant, el 11 de septiembre en la sala Paral·lel 62 de Barcelona. Actuarán Cristales en la Sangre, ¡Siroll!, Ósserp, Udol, Bocc y Assot: una noche de metal extremo con entradas a 20 euros (anticipada) y 25 euros (en taquilla).

La segunda parte del libro es un censo de 500 grupos y artistas con la discografía correspondiente. "Ha sido un trabajo de más de dos años que decidimos cerrar en diciembre del 2024 —recuerda Morell—. Desde que terminamos el libro ya han salido doce bandas más que cantan en catalán, sean bandas de nueva creación o grupos que antes cantaban en inglés o castellano y ahora han hecho algún tema en catalán. Es contabilizado unas cuarenta rehacer. metal catalán está en plena efervescencia". Entre las novedades hay Heridas, un EP de la formación reusense de grindcore Neguit, y otros que quedan consignadas en Metal Magazine, en la cuenta de X e Instagram Métal Catalán y en la lista de Spotify Catalan Metal, que incluye más de 2.600 canciones en catalán. "Y eso que hay muchos grupos que no quieren estar en Spotify y utilizan Bandcamp", precisa Farrús.

40 años de metal catalán

El libro de Farrús, Cremades y Morell es fruto del conocimiento personal, de la documentación y, especialmente, de la colaboración de todos los implicados. Podía haber sido una historia oral, como Tocados del ala: Historia oral del rock catalán, de Oriol Rodríguez (Contra, 2018), Pero los autores han preferido que el relato, sin embargo coral, se impusiera en el formato. "Hemos hablado con el 95% de las más de 500 bandas que aparecen en el libro. Esto nos ha facilitado el trabajo, porque la gente implicada ha colaborado con mucha ilusión", dice Farrús. El metal catalán sí tenía quien le escribía, pues. "En algunos casos ha costado encontrarlos, porque grupos como Pulmons Negres llevan mucho tiempo sin tocar, o porque no tienen redes sociales. Pero en estos dos años hemos acabado forjando una amistad con muchos de los músicos", explica Morell.

Ayuda, claro, la sintonía metálica de los autores, los tres con historias de iniciación suficientemente prematuras que después han transitado por otras experiencias ligadas al metal. Dani Farrús, nacido en 1975, tenía 12 o 13 años cuando empezaron "a correr por la escuela casetes de Iron Maiden, Helloween y Metallica". "El primer ejemplar de la revista Metal Hammer que compré debía de ser en 1988. La escondí como si fuera una revista porno, porque todo lo del heavy tenía mala fama", recuerda con una sonrisa tierna. A Morell, de 1978, la epifanía le llegó hacia 1990 con Iron Maiden. "Nos compramos una camiseta con un amigo; bien les pedimos a los padres que las compraran. Y hacia 1994 ya me compro discos por mi cuenta", dice Morell. Cremades, que nació en 1983, se adentra en el metal con el disco Roots (1996) de Sepultura.

Dani Farrús, Eudard Cremades y Dani Morell, los autores del libro 'Historia y poder del metal catalán'.

En los años ochenta, cuando los tres eran menores de edad, el metal en catalán apenas sacaba la cabeza. Los pioneros fueron los barceloneses Tro, al menos conceptualmente. Perros callejeros en 1985, y los títulos de las canciones también estaban en catalán. Pero... es un disco instrumental", explica Farrús. Eso sí, unos años después Tro ya publicaban material en catalán. También tienen estatus de pioneros los Reina Negra de Palafrugell, que en conciertos de 1982 hacían la canción Las orgías del salón, que finalmente incluyeron en el disco recopilatorio Aquelarre (2021). Sangtraït fue el grupo más popular del heavy metal catalán de los ochenta y los noventa, pero paralelamente se estaba incubando una estimulante escena de metal extremo que se reflejaba en referentes internacionales coetáneos, atraídos por la velocidad del grindcore (la ferocidad del blast beat de la batería) y la ayección del death metal, con aquellas afinaciones abismales y aquellas bajadas armónicas. En este contexto en el que bandas como los británicos Napalm Death fueron muy influyentes, surgen grupos como los pioneros badaloneses Skudella de Sangre de Pork Podrit; Karn de Olla, de San Sadurní de Anoia; los supersalvajes Sabbatta Rotta, de Vilaller (Alta Ribagorça). "En Barcelona se hacía más thrash metal en castellano o inglés [grupos como Legion y Ktulu], y fuera del área metropolitana había métal extremo en catalán", dice Farrús. Pero la historia del metal, y también la del metal en catalán, desafía constantemente a los tópicos. ÚItimos de Cuba, del barrio barcelonés de Roquetes, en Nou Barris, grabaron al menos un tema en catalán, Minuto veintisiete. Y los también barceloneses Entropia transitaron del punk-hardcore al metal más extremo manteniendo el catalán y el ideario antifascista.

La lengua y la importancia de los referentes

Morell habla de la importancia de "la acumulación de referentes" para conectarse con la lengua. "Si sólo tienes Sangtraït o Todos los Santos, saldrán un par de bandas que las copien, pero cuando tienes más grupos y más variados, hay retroalimentación. Es lo que me pasaba a mí en los años noventa —dice Farrús—. Sangtraït me habían gustado, pero después lo renegué porque yo no estaba por lo hea, me lo renegué porque yo no estaba por el hea no había en catalán. Por eso cuando tocaba en una banda escribía las letras en inglés. En cambio, ahora la juventud sí tiene muchos referentes en catalán". Luego hay cuestiones formales que favorecen al catalán. "Los Ósserp nos dijeron que la abundancia de monosílabos les iba muy bien", recuerda Morell. Por cierto, el cuidado por la lengua llevó a los autores del libro a realizar una encuesta para decidir si escribirían metal o metal, en la que participaron el poeta Enric Casasses y el escritor y verbívoro Màrius Serra, que estaban a favor del acento, tal y como propone también el Termcat. "Fue un debate muy interesante", admite Morell.

El componente combativo

El metal ha arrastrado interpretaciones perezosas empeñadas en reducirlo a cuatro tópicos: escapismo, refugio de conductas infantiles, poca sofisticación poética, desconexión de la realidad sociopolítica... Son consideraciones hechas desde la ignorancia, a veces con un clasismo implícito que no quería aceptar la validez se enfrentaba al poder con volumen y una fe en los valores defensivos de la agresividad, y que pese a cierto fatalismo no renunciaba al anhelo transformador de la sociedad, tal y como explica el crítico Oriol Rosell en el ensayo Un cortocircuito estupendo (Apha Decay, 2024).

"Se supone que el ska, el punk y el hardcore son estilos eminentemente políticos, y el metal no, porque era de Tolkien y las brujas... Pero en el segundo disco de Black Sabbath ya hay War pigs", explica Farrús recordando una canción antibelicista atravesada por la conciencia de clase: son los poderosos los que envían a los pobres a la guerra. El protagonista de Breaking the law, el himno de los británicos Judas Priest de 1980, es un parado damnificado por las políticas neoliberales del gobierno de Margaret Thatcher. Napalm Death han mantenido siempre posicionamientos de izquierda y sindicales... Y el documental Global metal (2008), del cineasta Scot McFadyen y el antropólogo Scot Dunn, destacaba el papel del métal como catalizador de protestas en todo el mundo, sobre todo en las sociedades no occidentales. En el caso catalán, Farrús, Morell y Cremades han constatado un contenido reivindicativo en muchas bandas. "Hay antifascismo, reivindicación social y denuncia de las políticas contra los migrantes (como el disco Aamamat de los mallorquines Helevorn), y también grupos con conciencia independentista", dice Farrús.

Métal y literatura catalana

Uno de los capítulos de Historia y poder del métalo catalán está dedicado a la relación de las bandas con la literatura. literarias. A modo de ejemplo: Bon Braguer, de Torelló, han adaptado el poema El prefacio hágalo fácil , de Enric Casasses ; Poesis lleva hacia el doom poemas de JV Foix, Caterina Albert y Clementina Arderiu; el dueto barcelonés Mística recitan versos de Joan Margarit.

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