Lo pequeño que era...

Gerard Guix: "En el instituto nadie supo nunca que me gustaban los chicos"

Guix, que desde pequeño ya tenía clara su vocación, lamenta la falta de referentes durante la adolescencia y ha escrito la novela juvenil que le hubiera gustado leer de joven

Gerard Tiza de pequeño
04/03/2025
3 min

Gerard Guix (Vic, 1975) es escritor y dramaturgo. Ganó el premio Joaquim Ruyra 2022 con la novela juvenil Un faro al final del mundo. Ahora ha publicado la segunda parte, Más allá del fin del mundo.

Vivió en Tona hasta quinto de primaria y en sexto se trasladaron a Vic. "Iba al Sagrado Corazón. Era buen estudiante, buen niño. De mayor, en el instituto, no tanto, porque me aburría". Realizó formación profesional en el Instituto de Vic. "Electricidad y electrónica, porque los padres dijeron que iba a estudiar algo hasta que pudiera ir a Barcelona a hacer imagen y sonido, que era lo que yo quería". ¿Y después de la escuela? "En Tona hice fútbol, ​​pero no me gustaba nada. En Vic, informática, con esos ordenadores gigantes... Pero no recuerdo muchos extraescolares".

Cuando le preguntaban qué quería ser de mayor, respondía: "Escritor". "Desde muy pequeño. Cuando en la escuela te hacían escribir la típica redacción de una página, la mía era de siete. Cada año ganaba los Juegos Florales. Tenía una máquina de escribir Olivetti y escribía mis libros y los encuadernaba". Aún conserva alguno. "Son terribles. Era la época en la que no leía. Cuando después empecé a leer, intenté imitar lo que leía y allí encontré recursos".

Su padre trabajaba en un banco y su madre, en casa. "Siempre me han apoyado. Después del instituto fui a Barcelona, ​​a la escuela IDEP, a hacer imagen y sonido. Esto lo veíamos más factible. Ser escritor era como algo muy etérea, ¿con qué te ganarás la vida?" Tiene una hermana dos años mayor. "No se ha dedicado a escribir ni a nada de eso, yo soy el raro de la familia".

Y vino el teatro. "Después de estudiar en el IDEP vi que hacer películas era muy caro. Unos amigos que hacían teatro me dijeron escribir algo, lo montamos y así empecé a probar".

Realidad y ficción

Max y Àlex son dos adolescentes que se enamoran en Un faro al final del mundo. Preguntamos a qué personaje se parece más. "Con Max comparto el descubrimiento y la aceptación. Todos, gays o heteros, hemos pasado a descubrir qué nos gusta, qué no nos gusta y qué queremos hacer. Y con Àlex comparto que es más lanzado, más aventurero, y muy empático. Creo que soy una mezcla de ambos".

Su experiencia en el instituto tiene también semejanzas con la de los personajes. "Mi primer curso fue duro. Se reían de mí porque andaba dando saltitos y me decían si era marica. Ya se hacía esta broma y todavía se arrastra. Luego, como repití curso, pasé a ser el mayor, el popular y ya no se metían conmigo".

No es lo mismo ahora que antes. "En los años 80-90 era mucho más complicado. Nadie supo nunca que a mí me gustaban los chicos. No había referentes con los que yo pudiera decir: «Mira, en estas novelas hay chicos a los que les pasa esto, o en esas películas o series». Cuando salía un gay era el amigo y se me reían:".

"[El amor de Max y Álex] Es la historia que yo y muchísima gente de mi generación no pudimos tener. Era inviable, imposible. Es más, pasabas por la fase de «Venga, eso ya me pasará, a mí me deben gustar las chicas», y te obligabas a buscarte una por ella. amores, es recíproco y no hay problema habría sido maravillosa".

La isla de la novela es inventada, "es idílica, un refugio". "Está inspirada en una isla de Holanda que se llama Marken. También tiene cosas de Menorca, donde hice la mili. Me da vergüenza decir que me lo pasé bien haciendo la mili. Aunque me tuve que construir una coraza y ser lo más heterosexual de todos, estar en la isla fue como unas vacaciones, no me fuimos, no, me, ..."

stats
OSZAR »