Los vendedores de objetos robados que sobreviven a los operativos policiales
La Policía Nacional detiene a cuatro personas, dos de las cuales fueron arrestadas por el mismo motivo hace apenas unos meses

BarcelonaHace dos años, en abril del 2023, los Mossos d'Esquadra detuvieron una furgoneta en un control ordinario enmarcado en la lucha contra la multirreincidencia en el distrito de Horta-Guinardó de Barcelona. Dentro del vehículo había varios objetos, algunos de valor, y el conductor, dubitativo, no pudo precisar de dónde provenían. Esta simple coincidencia llevó a la policía hasta uno de los grupos de receptación de objetos robados (y que después revenden) más activos de la ciudad. La receptación, según fuentes policiales, es una figura clave para entender la multirreincidencia: si los ladrones no tienen a quien colocar los objetos sustraídos, difícilmente seguirán robando. Por eso, los cuerpos policiales están poniendo el foco, aunque, como a menudo ocurre en el mundo de la multirreincidencia, detenerlos no es siempre suficiente para que paren de delinquir.
La historia que empezó en el 2023 continuó hasta febrero del 2024. Entonces, después de un año de investigación, los Mossos y la Policía Nacional explotaron el caso: detuvieron a nueve personas que habían logrado crear un entramado sofisticado y eficiente. Habían ganado más de cuatro millones de euros revendiendo móviles, joyas y todo tipo de objetos, sobre todo en Marruecos. Enviaban el material sustraído por paquetería, o incluso lo llevaban ellos mismos hasta el norte de África. Con las ganancias obtenidas, se compraron un piso de 150.000 euros.
Este operativo no detuvo, sin embargo, su actividad delictiva. Pese a pasar a disposición judicial, al cabo de unas semanas los líderes de la banda ya estaban en la calle. Por eso, en octubre del 2024, sólo nueve meses después de pillarlos, los propios agentes de la Policía Nacional detectaron que el grupo criminal había resucitado.
Con un modus operandi similar, concertaban citas con ladrones para que les entregaran el material robado. Todo querían revenderlo. "Imagina que entras en una casa y coges todo lo que sea susceptible de volver a venderse", describen fuentes policiales. Esto es lo que encontraron en trasteros y en domicilios particulares donde el grupo escondía toda la mercancía justo antes de llevarla a Marruecos, oculta en camiones y autobuses de pasajeros. Desde móviles hasta ordenadores, pasando por planchas de pelo, zapatos, herramientas e incluso cajas de vapeadores.
Este martes, la Policía Nacional ha hecho público este operativo, con cuatro detenidos. Según ha podido saber el ARA, implica al mismo grupo que empezaron a investigar en abril del 2023 tras registrar aquella furgoneta en el distrito de Horta-Guinardó. Se movían (como ya hacían en 2023 y 2024) por Montcada i Reixac y Sant Adrià de Besòs, donde tenían los pisos y los trasteros. El jefe principal del grupo ha sido detenido, hasta ahora, más de 40 veces por delitos contra el patrimonio.
El problema penal
Al igual que ocurre en el caso de los hurtos, las penas por receptación (que van de los seis meses a los dos años de cárcel) rara vez implican un ingreso real en prisión, y también en reducidos casos hay una privación de libertad provisional durante la instrucción. Por ello, fuentes policiales advierten de la necesidad de subir también los tipos penales.
Las mismas fuentes lamentan que Barcelona, y sobre todo el barrio del Raval, se está convirtiendo en un punto de receptación muy importante, no sólo a nivel catalán, sino también español y europeo. Afirman que hasta Barcelona llegan envíos de móviles robados en varios puntos de Europa para que se revengan en otros puntos, normalmente ubicados en el norte de África.