Francesc Torres: "La UPC debe retirarse del centro de FP de Martorell"

BarcelonaFrancesc Torres (Ibiza, 1962) es catedrático e ingeniero de telecomunicaciones. Fue rector de la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC) del 2017 al 2021. Ahora repite mandato y atiende al ARA en su primera entrevista desde que hace un mes ganó las elecciones al rectorado.

Hace un mes que vuelve a ser rector de la UPC, pero lleva décadas vinculado a la universidad. ¿Qué nota pone en el sistema universitario catalán?

— Esto depende de muchos puntos de vista, pero por la poca financiación que tenemos le pondría un 10.

¿Un 10?

— Creo que los recursos que tenemos están muy bien gestionados. Con algo más de financiación podríamos hacer más cosas. Uno de los temas que nos preocupa es que, si es necesario reindustrializar el país, nuestros equipamientos se están quedando obsoletos y, sobre todo, se están quedando sin personal técnico para apoyar a la empresa.

¿Cómo debe ser la relación entre universidad y empresa?

— La UPC tiene mucha relación con las empresas, pero ahora queremos dar un paso más y convertir nuestros laboratorios de investigación en laboratorios I+D para la pequeña y mediana empresa. Es la manera de hacer transferencia al tejido productivo cercano. nuestros titulados en lo que necesitan las empresas de al lado. Si no, los acabamos formando para ir a trabajar al extranjero.

Usted ya vivió una etapa como párroco de la UPC. ¿Por qué vuelve?

— En nuestro primer mandato teníamos muchos proyectos, pero nos tocó una época muy difícil: primero no había Gobierno, después no había presupuestos y después vino la cóvida. Ahora creíamos que era bueno aportar una alternativa a la forma de hacer las cosas y la comunidad nos ha apoyado.

Ahora hay Govern y ya se ha reunido con la consellera. ¿Qué le ha pedido?

— Los rectores siempre pedimos mayor financiación, más apoyo, que nos ayuden con los proyectos... Por ejemplo, le hemos pedido recursos para crear el centro UPC de la inteligencia artificial.

¿Un centro para hacer qué?

— No debemos imaginar un edificio nuevo, sino dedicar uno para juntar a todos los expertos para que se creen sinergias y formen unas líneas generales para aplicar la IA tanto a la investigación como a facilitar su gestión. Y, sobre todo, idear las reglas del juego para los estudiantes y para ver cómo podemos utilizar la IA para una mejor docencia. Todo lo pondremos en marcha en otoño.

¿Le preocupa el aumento de plagio entre los estudiantes con la IA?

— Este problema ha existido de por vida, siempre ha habido mucha imaginación de los estudiantes. La IA ha venido para quedarse. Es como cuando hace décadas unos profesores estadounidenses realizaron una manifestación en contra del uso de las calculadoras porque la gente nunca sumaría. Debemos encontrar el punto intermedio.

Hay profesores de la UPC que dicen estar desencantados con la actitud de los estudiantes.

— La juventud siempre ha sido difícil. Lo que no es revolucionario a los 20 años no tiene corazón. Los jóvenes que nos llegan son los que son y, por tanto, debemos darles el mejor servicio posible. Cada generación tiene sus retos y sus ilusiones y nosotros debemos darles respuesta.

Más allá de la forma de ser, ¿el nivel ha bajado?

— Nosotros expresamos nuestra preocupación de que, en general, en el ámbito científico y tecnológico creíamos que el nivel es claramente mejorable. Es un trabajo que creo que debemos hacer entre toda la sociedad, ver qué formación preuniversitaria se necesita. También es cierto que los profesores siempre querrían estudiantes que, cuando llegan, ya lo supieran todo, pero lo que debemos hacer es adaptarnos a lo que nos llega.

¿Cómo?

— Primero, haciendo una buena promoción, para que quienes vengan tengan clara su vocación y no se trunquen sus expectativas. Después, adaptándonos y acompañándolos. A veces los que acuden a los cursos cero son los que no lo necesitan y, en cambio, los que sí necesitan este recurso no lo saben. Por eso es necesario saber cómo llegan y queremos utilizar la IA para ver el historial de los estudiantes y saber cómo les ha ido en los años previos para poder prever las dificultades que tendrán. Hay centros que ya lo hacen: por tanto, el objetivo es compartir y extender estas buenas prácticas en todas partes.

Hablamos de infraestructuras. El párroco anterior fue muy claro a la hora de decir que muchos de los edificios de la UPC necesitan mejoras importantes.

— En 2008 teníamos un plan de inversiones universitarias que era de 20 millones de euros y en los últimos diez o quince años ha sido de 2 millones. Esto sólo ha servido para ir pintando y reparando alguna gotera. públicos. Es algo que debe hacerse planificadamente. Tenemos un plan de prioridades e iremos haciendo a medida que obtengamos presupuesto para arreglar los edificios.

Un deber pendiente de la UPC es saber qué hacer con el macrocentro de FP de Martorell que sigue a medio gas.

— En la campaña electoral fuimos muy claros: creemos que la formación profesional es muy necesaria para el país pero es una obligación que no corresponde a la universidad. Nosotros debemos focalizar nuestros recursos en hacer lo que debemos hacer, que es la formación superior en ingeniería. Por tanto, nuestra idea es, en todo caso, ir buscando a otros agentes, que ya hay interesados, que vayan asumiendo el rol.

¿Quiere decir que en el futuro el centro dejará de depender de la UPC?

— Efectivamente. Creo que la UPC ha hecho un buen trabajo de ponerlo en marcha y que el centro es viable, pero que otros agentes deben tomar el relevo. La UPC debe retirarse de una actividad que no nos es propia y que no nos corresponde. Teníamos un compromiso y hemos hecho el trabajo, pero iremos cogiendo un rol secundario progresivamente.

En su mandato la UPC puso en marcha la red Unite, la alianza de universidades de excelencia europeas. ¿En qué se ha traducido?

— Creo que ha servido para compartir buenas prácticas. Todavía tiene camino por correr, pero creo que se ha traducido más en que nos conozcamos para armonizar el tipo de formación de ingenieros que hacemos. Ha habido un buen intercambio de formas de hacer y también es una manera de hacer Europa.