Ofer Laszewicki (izquierda) y Jaume Roura en 'Els Matins' de TV3.
Periodista i crítica de televisió
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Este lunes uno de los objetivos de los ataques de Israel contra Irán fueron los estudios de la televisión pública del país, la RIB. Recibieron una lluvia masiva de proyectiles que mataron a varios trabajadores de la radiotelevisión estatal. El ataque se hizo evidente también en pantalla. La presentadora Sahar Emami estaba dando un discurso encendido a los espectadores. Levantaba el dedo índice y su tono desprendía los aires de un telepredicador indignado que buscaba interpelar a la audiencia. De repente, una explosión detuvo el mensaje. Emami huyó mientras el plató se llenaba de polvo y fragmentos de escombros.

Las imágenes de la guerra ya no están sólo en campos de batalla, y los medios de comunicación forman parte de los intereses a abatir. Vemos escenas muy potentes en el ámbito narrativo y el análisis exige una mirada cada vez más global, pero también más profunda. Cada nueva guerra tapa otra. Gaza y Ucrania quedan ahora en un segundo y tercer plano.

El mismo lunes, en Por las mañanas de TV3, Ariadna Oltra tenía múltiples frentes abiertos de la actualidad. Y pese al protagonismo de la crisis del PSOE, tuvo tiempo para afrontar el conflicto Israel-Irán. En el estudio contaba con el periodista de internacional de TV3 Joan Roura y el periodista catalanoisraelí Ofer Laszewicki. También conectaba con Catalina Gómez, corresponsal experta en Oriente Próximo. Sus aportaciones permitieron un análisis muy difícil de encontrar en televisión en estos momentos. Roura advertía: "Ahora mismo estamos en el peor de los escenarios, que era previsible que podía ocurrir. Aunque todavía no hemos tocado fondo". Sus colegas estuvieron de acuerdo y Oltra hizo énfasis en este aspecto.

Todo hace prever unos meses terriblemente convulsos, pero, en cambio, el calendario nos está abocando a una programación de verano insulsa, superficial y basada en el entretenimiento.

El especial informativo sobre este nuevo conflicto ya tarda, pero es que es obvio que con esto tampoco será suficiente. La duda es en qué momento la televisión pública piensa dar espacio a esta magnífica sección de internacional de la que dispone, históricamente muy potente. También a todos los corresponsales que tiene repartidos en países informativamente clave. Si el conflicto debe tocar fondo, ¿tendremos suficientes servicios informativos en un contexto vacacional? Si este verano TV3 piensa sobrevivir con los reaprovechamientos de la plataforma 3Cat, todo apunta a que se quedará corta. ¿En qué momento la cadena descubrirá que es necesario un espacio de análisis periodístico ambicioso y exigente que vaya más allá de la tertuleta de turno? La etapa de la autocomplacencia de TV3 para dedicar un espacio al género documental debería estar ya superada. Más allá de anunciarnos las nuevas tecnologías que están aplicando a los futuros Telediario, la pregunta es: ¿cómo va a estar de mal el mundo para que la televisión pública reaccione? Es necesario, urgentemente, un programa regular de análisis internacional y político con expertos y buenos profesionales que esté a la altura de la gravedad de las circunstancias.

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