América Latina

Uruguay despide a Mujica con lamento y sencillez

Miles de personas han velado al expresidente en el Palacio Legislativo de Montevideo, tras recorrer el centro de la ciudad en una marcha fúnebre

Uruguay despide al expresidente Pepe Mujica.
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MontevideoUna marcha fúnebre ha arrancado este miércoles por la mañana desde la sede del Poder Ejecutivo en Montevideo. A primera hora unas pocas decenas de personas se iban agrupando, se saludaban, se abrazaban, compartían mate. el expresidente Pepe Mujica. Flanqueado por amigos, simpatizantes, militantes y policía a caballo, el féretro de Mujica, cubierto con una bandera de Uruguay, ha recorrido las calles de la capital uruguaya. Su compañera de vida, Lucía Topolansky, y el actual presidente del país, Yamandú Orsi, han acompañado la marcha, que ha durado poco más de tres horas, con paradas en las sedes de las organizaciones donde Mujica militó –MPP, Movimiento de Liberación Nacional (MLN)-Tupamaros, y Frente Amplio– hasta llegar al Palau.

Miles de personas anónimas han caminado, emocionadas, agradecidas y tristes por la partida de un líder difícil de sustituir. Lo consideran "un prócer de nuestros tiempos", como ha dicho Tania, de 34 años, en el diario ARA, con lágrimas en los ojos: "Pepe" –como le llaman cariñosamente en Uruguay– "ha sido una persona que ha cambiado la vida de mucha gente, y me gustaría que sus ideas políticas se mantuvieran. El Salvador, de 56 años, añadía que la muerte de Mujica les deja algo faltos, porque ya no hay referentes de esa altura a la vista. Asimismo, sabe que ha dejado "un legado enorme" y confía en que "las generaciones actuales y futuras sabrán entender e interpretar su mensaje". La preocupación por la falta de líderes como Mujica –no sólo en Uruguay, sino en el mundo– y la sensación de "¿y ahora, qué?" es lo que han repetido muchos de los presentes.

"Pepe lo era todo"

A lo largo de la marcha, donde se han mezclado personas de todas las edades y orígenes, se iban oyendo aplausos que se contagiaban, y gritos de ¡gracias, viejo!, en el mismo tono cercano que él profesaba. "Pepe es del pueblo y del mundo", dice Juan, militante del Frente Amplio y próximo a Mujica, "pero también era duro", ríe, "no le doblaba nadie, hablaba claro y decía lo que pensaba, y sus opiniones eran respetadas por todos, incluso por sus adversarios". Tierno, sí, pero firme, también. Y coherente, destacan muchos: "Si algo podemos agradecer a Pepe es que nos haya enseñado a vivir de acuerdo con lo que predicamos", dice Nidia, otra militante. "También hemos aprendido que no se trata de vivir con pobreza, sino con sencillez", destaca. Reconoce que hoy está muy triste: "Para mí, Pepe lo era todo".

A su llegada al Palacio Legislativo –un edificio neoclásico de alto valor arquitectónico– se ha desplegado un dispositivo policial para habilitar el velador de puertas abiertas. Miles de personas han hecho cola con banderas de Uruguay y del Frente Amplio, flores y fotografías, desde la avenida Libertador hasta la escalinata del parlamento. El féretro, colocado en el centro del Salón de los Pasos Perdidos –el vestíbulo emblemático del parlamento–, se ha mantenido cerrado y con la bandera nacional tendida encima. "No he podido quedarme mucho rato", ha dicho Leonardo, de 28 años: "Para mí es muy fuerte que ya no esté". Su familia tiene una relación cercana con Mujica, por el pasado militante de su padre, que desapareció durante la dictadura militar de los años setenta y ochenta en el país. Durante la dictadura Mujica pasó varias etapas en prisión, en una ocasión como rehén cuando lideraba la guerrilla de los Tupamaros.

El pasado guerrillero de Mujica es el que genera una grieta en su imagen pública en el interior de Uruguay. Por parte de sus detractores, existe una sensación de que en el resto del mundo se desconoce la historia del país y que se hace un lavado de cara del pasado del presidente. Pero al salir del velatorio, Marcelo discutía esta postura: "Precisamente, fue un político que se fue ensamblando en la sociedad, pasando de ser un guerrillero a fundar un partido ya tener presencia en las instituciones". En la acera de enfrente, Elbio, de setenta años, pule su Volkswagen Escarabajo color caramelo. "Como el de Pepe", dice sonriendo. Lo ha llevado hasta aquí a modo de homenaje, ya que el expresidente en el cono en el cono en el cono. Rómulo, se emocionan: "Pepe es una persona que sembró, sembró, sembró toda su vida –dicen– y parece que las semillas que sembró quedarán para toda la existencia".

De la ventanilla del coche sale una pequeña bandera de Brasil: "¡Es que mañana viene Lula!", dice Elbio. Este jueves aterrizarán en Uruguay para despedir a Mujica a diferentes líderes latinoamericanos, entre ellos Lula da Silva –amigo íntimo del expresidente–; el chileno Gabriel Boric; el presidente de Colombia, Gustavo Petro, y el de Bolivia, Luis Arce. También hoy el cuerpo de Pepe Mujica será quemado y está previsto que sus cenizas se esparzan, en una ceremonia íntima, en el terreno de la casa que compartía con su compañera de vida, Lucía Topolansky.

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