Apuntes en caliente

Cuando reencarnarse en David Beckham tampoco es suficiente: los apuntes en caliente del Inter-Barça

Decepción azulgrana en Milán después de levantar dos goles y no superar una prórroga

Gerard Martín llorando después de la eliminación europea en Milán.
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BarcelonaEl Barça no jugará la final de la Liga de Campeones. Ésta no. Una derrota por la mínima (4-3) tras una prórroga pone punto y final al viaje de los hombres de Hansi Flick a la máxima competición continental. Pero da igual. El significado de estos últimos meses de competición va más allá. Ahora todo duele, pero tiempo será sabio. A continuación, unos apuntes en caliente.

No ocurre nada.Lo hemos escrito en varias ocasiones y nos mantenemos: el Barça, esta temporada, ya ha ganado. Disputar la final de la Champions y soñar con el triplete era un objetivo precioso para esta generación de barbamecos desvergonzados, pero ni siquiera el más culé optimista de todos, el presidente Laporta, le había puesto encima de la mesa. Si se ha hablado de ello es por la ilusión desbordante de que la tropa comandada por Flick y abanderada por Lamine Yamal lleva meses insuflando al barcelonismo. Esto es justamente lo que hay que rescatar de esta campaña que, de momento, se ha adornado con una Supercopa y una Copa ganadas en los morros del Real Madrid. Caer en las semis europeas contra el experimentado Inter de Inzaghi era verosímil y es decepcionante, pero el excelente a final de curso debe continuar intacto. Peti quien pete.

Cuidado con las hienas madridistas. Un mal cálculo de Araujo en los primeros compases de la prórroga sirvió el 4-3 definitivo de Frattesis. El uruguayo volvió a salir en la foto de una mala noche, lo que demuestra cómo fue de cara la tarjeta amarilla que obligó a Flick a sacar al imperial Iñigo del campo. Ahora es labor del preparador alemán levantar el ánimo de sus discípulos para no dejar escapar una Liga que el Madrid querrá apropiarse como un experto carroñero. El clásico del domingo es aún más peligroso, después de 120 minutos de desgaste máximo bajo la lluvia y de un arbitraje polémico y casero en el Meazza del que dicen ser el mejor colegiado del mundo. Eh, y si la Liga se pierde, la cabeza bien alta. Insistimos: este Barça ya ha ganado. Es necesario poner las luces largas.

Gerard Martín, tú. Hace sólo dos años competía en el Cornellà y iba a la facultad con el coche destartalado de su abuelo. A finales de ese curso le fichó el Barça para el filial y allí, a las órdenes de Márquez, se hizo imprescindible. La precariedad económica del club obligó a Flick a subirlo al primer equipo, donde se ha erigido en el repuesto del lesionado Balde en el tramo final de la temporada. Criticado por su falta de tacto con la bola en los pies, Martín se rehizo al Meazza con dos centros dignos del mejor Beckham para dar la vuelta al 2-0 que, al inicio de la segunda parte, casi sentenciaba a los barceloneses. La suya es otra de las historias bonitas (y algo delirantes) de este equipo. A la altura de la del fumador jubilado Szczęsny o de Eric Garcia, que en invierno estuvo a punto de volver al Girona. Ni en la cabeza del mejor guionista.

Una noche que va a durar años. Tras las dos bananas mágicas de Gerard Martín, el Barça olió la sangre y el miedo del Inter para hundirle en su rectángulo. Era cuestión de tiempo que los de Flick agujerearan por tercera vez la portería de Sommer y encargaran los pasajes para Múnic. Ni siquiera hizo falta colgar balones para Lewandowski, que sólo entró cuando la clasificación ya parecía en el zurrón tras el gol de Raphinha en el 88'. La película la habíamos visto en Da Luz, en el Metropolitano o en La Cartuja. Este Barça desacomplejado supera las situaciones más difíciles. Pero no contábamos con el delirio que supone que Acerbi, un central con edad de ex jugador, forzase la prórroga. Otros 30 minutos fueron masas incluso para Lamine Yamal, que, aun así, exigió un gran Sommer para intentar llevar la eliminatoria a los penaltis. Ha perdido, pero puede seguir comiendo chupa-chups y humillando a rivales.

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