Inocente Díez 'Kubala': "Lamine Yamal tiene a su madre, que es un diez"
Coordinador del fútbol base del CF La Torreta cuando llega Lamine Yamal

Las Franquezas del VallésInocente Díez, que responde al apelativo de Kubala de cuando jugaba a fútbol, atiende al ARA en el campo de fútbol del CF Bellavista Millán. Está ubicado en Les Franqueses, muy cerca del CF La Torreta, un club humilde de barrio en la Roca del Vallés donde Lamine Yamal tuvo su primera ficha como futbolista. Díez, que ha dedicado buena parte de su vida al fútbol formativo, primero en La Torreta y ahora en Bellavista, es el primer coordinador que tuvo la actual estrella del Barça. Tras separarse de Mounir, Sheila, la madre de Lamine Yamal, fue a trabajar a un establecimiento de comida rápida en Granollers. Allí conoció a la hija de Díez, que le explicó que su padre coordinaba la cantera del CF La Torreta y que si su niño quería jugar a fútbol que no se preocupara por el dinero, que le llevara un día a entrenar y que ya encontrarían la manera de arreglarlo.
¿Cómo recuerdas la llegada de Lamine Yamal a la cantera del CF La Torreta?
— Bien, en ese momento no aparece Lamine Yamal, sino que aparece un niño muy pequeñito, con unas mejillas muy grandes y con el pelo muy rizado que viene con sus padres. Y bueno, como de los cuarenta niños que había de su edad [entonces Lamine Yamal aún no había cumplido los cuatro años], los padres te dicen que el niño quiere jugar, que le gusta mucho eso del fútbol y todo. Lo pusimos dentro del campo a jugar y, no es que entonces pudiéramos ver nada, pero sí es verdad que, a diferencia de otros niños pequeños, él no se distraía a sentarse en el suelo a jugar con el césped artificial, con el caucho o se iba corriendo llorando con mamá o papá, ni entraba ni salía del campo y no volvió a salir del campo. Esto no es nada habitual.
Tienes bastante que ver con que fuera a parar al CF La Torreta.
— Por casualidad su madre, Sheila, y mi hija, Sandra, trabajaban juntas en el McDonald's en Granollers y el niño insistía en que quería jugar al fútbol. Los horarios de los turnos de trabajo allí eran algo complicados, sus padres ya se habían separado... Ella lo tenía complicado también para poder llevar y dejar al niño y todo ello y necesitaban a una persona de confianza. Entonces es cuando mi hija le contó que yo trabajaba en el CF la Torreta, muy cerca de dónde vivían ellos entonces. Y para mí es importante que los niños puedan jugar al fútbol. Me gusta el fútbol formativo, el de adultos ya no me interesa tanto.
En el CF La Torreta, como Lamine Yamal, se apuntaban niños con familias muy humildes y complicaciones económicas diversas.
— La prioridad son los niños. Entendemos que es una forma de sacarlos de la calle. Vamos, de iniciarles un poco en el deporte, que después algunos se van al balonmano, oa otras cosas, pero el fútbol de entrada les llama mucho la atención. Entonces, debes facilitar un poco las cosas a las familias que no tienen tantos recursos. Por lo general, casi el 100% acaban pagando, cuando pueden, como fue el caso de Lamine Yamal. Se les dio facilidades, como a otros niños.
De 2009 a 2014 estuvo en el CF La Torreta. Luego se fue al Barça.
— Primero hizo pruebas con el Espanyol. Lo que ocurre es que aquí se creen una serie de cosas que poco tienen que ver con el deporte, algo feas, que nosotros detuvimos de repente, porque, bueno, había unos intereses. Ni que no puedas reclamar derechos de formación porque te fuiste con siete años y priorizase que el niño lo pasara bien, sí que como club esperas algún tipo de compensación cuando marcha. Entonces también hizo las pruebas con el Barça con Isidre Gil, un vistario de toda la vida de aquí de Granollers, es quien hizo el contacto directo con el club. El niño tuvo la opción de escoger y eligió al Barça, pero el Barça no cumplió con todo lo que prometió en el CF La Torreta. Ni entonces ni ahora.
¿Lo ves muy maduro para tener diecisiete años?
— Me sorprende mucho porque era muy tímido. Muy vergonzoso. Muy buen amigo. Muy buen compañero. Tan pequeñito... Él lo disfrutaba mucho. No se perdía ninguna fiesta. Siempre estaba, era el primero en todo. Pero me sorprende aún más porque ahora le veo en TikTok bailando y esas cosas. Bien, el otro día hablábamos juntos. Yo todavía me lo imagino cuando no hablaba mucho. Le reñías, él venía aquí a la banda, te miraba… Le regañábamos porque estaba todo el día con la pelota. "Déjala ir, juega, juega!" Y él te miraba y sólo hacía que sí con la cabeza. Se iba y seguía haciendo lo mismo. Sólo quería marcar gol, una y otra vez. ¡Mira, ahora lo veo demasiado maduro! Con diecisiete años tampoco debería perder la inocencia... Tendrá mucha presión y cuando le pongan una ficha alta y todos nos volvamos locos... También es verdad que tiene suerte con su madre, que es un manantial.
¿Cómo recuerdas a sus padres, Sheila y Mounir?
— En el momento en que ellos se separan como pareja, el niño se queda a vivir en Granollers, muy cerca del campo del CF La Torreta. trabajo, que entonces hacía de pintor, no podían ser personas encantadoras. Todos sabemos los problemas que ha tenido el padre. familia trabajadora, normal.