El escritor "secreto" que capturó el espíritu de una época muy miserable
En 'Mis amigos', Emmanuel Bove presenta una galería de desconocidos con quien el protagonista choca y con quien intenta establecer algún tipo de vínculo, sin salirse nunca bien


- Emmanuel Bove
- La Segunda Periferia
- Traducción de Josep Alemany
- 176 páginas / 17,50 euros
Emmanuel Bove (1894-1945) se llamaba originalmente Emmanuel Bobovnikoff y era hijo de un ruso de origen judío y de una criada luxemburguesa. Vivió una vida muy movida, entre pensiones baratas y hoteles roñosos, enfermedades en los pulmones y estrecheces económicas. En 1924, la escritora Colette le publicó el primer libro, que es éste mismo que podemos leer en catalán gracias a una traducción arranadísima de Josep Alemany. Mis amigos es una muestra perfecta del talento de Bove, un escritor "secreto", recomendadísimo entre los escritores, y que no ha hecho mucha fortuna por debajo de los Pirineos. Patrick Modiano, aunque Bove no está la niebla que envuelve a los personajes del premio Nobel francés, pero sí la melancolía y la tristeza de fondo. Todo es más limpio y claro, más crudo y escueto: "Ante cada cliente había una botella y un vaso. Con un cuchillo pudo hacerse música".
El libro lo componen una serie de retratos de personajes que funcionan tan bien juntos como separados. El hilo que les liga es el personaje de Victor Bâton, un desgraciado con muy buen corazón que –según él– sólo hace que recibir palos mientras recorre tabernas, pensiones y calles de mala muerte del París de los años veinte (¡de hace un siglo!) con la convicción de que todo irá mal y que nadie le amará nunca. Los que presenta como "mis amigos" no son sino desconocidos con quien tropieza y con quien intenta establecer algún tipo de vínculo, sin salirse nunca bien: o lo estafan, o lo abandonan o no le dedican ni un gramo de amor. Pero es lo que él ya anuncia desde el principio, lo que nos hace sospechar que es su misantropía la que actúa como elemento refractor de cualquier persona que se intenta acercar a ella. En el contexto de individualismo galopante al que nos ha abocado el capitalismo hoy, no se hace tan raro leer historias sobre cómo alguien intenta superar la soledad angustiosa y no lo consigue.
La capacidad para crear imágenes con casi nada
¿Pero qué tiene de excepcional Emmanuel Bove? ¿Por qué gustó tanto a poetas como Max Jacob o Rilke oa músicos como Sacha Guitry? Quizá sea la capacidad de crear imágenes con casi nada. Un clavo y una ropa que cuelga son suficientes para crear una imagen bella y reveladora de lo que se quiere transmitir: "El tubo de mi pequeña estufa está vendado con un trapo, al igual que una rodilla". No hace falta más para describir la habitación de un pobre. Quizá porque Bove supo capturar el espíritu de una época muy miserable, el de la Europa de entreguerras, cuando todos los mutilados salidos de las trincheras de la Primera Guerra Mundial deambulaban como almas en pena por las calles sucias y oscuras de ciudades como París, Bruselas o Luxemburgo, intentando lo tan antiguo de bufar cuero de bufar cuero ricos.