De quién depende la Fiscalía y otros logros


La división de poderes en España viene definida por algunas sentencias históricas, como "¿De quién depende la Fiscalía?", pronunciada por Pedro Sánchez cuando quería dar garantías de que llevaría a Puigdemont detenido a España, o las del senador popular Cosidó: "Controlaremos la sala segunda del Supremo por la puerta trasera" y "Ha sido una jugada de estup cientos de nombramientos en el poder judicial, vitales para el PP y para el futuro de España".
O sea que en materia de independencia del poder judicial respecto al ejecutivo y de los dos partidos españoles mayores hace mucho tiempo que estamos en la cabeza de la calle. Todo el mundo trata de cubrirse, por lo que le pueda ocurrir o por lo que le puedan descubrir a él, su partido o su familia. Por eso el gobierno del PSOE y el PP batallan ahora por persona interpuesta en el caso del fiscal general del Estado. Y cuando a final de mes llegue la sentencia favorable del Tribunal Constitucional sobre la ley de amnistía oiremos hasta la sopa que ha sido posible gracias a la mayoría progresista y que con una mayoría conservadora la ley no habría pasado el filtro.
Una de las consecuencias no menores de esta previsibilidad y de este juego cada vez menos subterráneo, que nos lleva a concluir que en casos políticamente sensibles la sentencia dependerá del color del juez, es la falta de confianza ciudadana en la independencia judicial, que es el típico malestar difuso ("Todos son iguales", "No hay un palmo de limpio"). Y en épocas como la presente, en la que el gobierno se aguanta por los pelos ya la oposición se le está haciendo largo, la colonización política de la justicia seguirá siendo escandalosa.