Pedro Sánchez en La Haya, en la reunión de la OTAN.
07/07/2025
2 min

El pasado 25 de junio, en la cumbre de la OTAN celebrada en La Haya, todos los Estados miembros acordaron por unanimidad que "se comprometen a invertir anualmente el 5% del PIB en necesidades básicas de defensa, así como en gastos relacionados con la defensa y la seguridad, de aquí a 2035".

Pese a firmar este acuerdo, el presidente español, Pedro Sánchez, declaró el mismo día en rueda de prensa: "Es decir, si hubiéramos aceptado lo que se había propuesto, España debería destinar de aquí al año 2045 más de 300.000 millones de euros. ¿De dónde sale? ¿De dónde sale? ¿recortes al sistema educativo, sanitario, de pensiones? Cuando siento el jefe de la oposición y la oposición criticar la postura que ha tenido el gobierno de España, me queda claro que si hoy hubiera otro presidente del gobierno aquí, hoy España habría firmado el 5% del PIB en defensa".

pero, es que esta decisión la han tomado los estados. La OTAN está formada hoy por 32 estados, 9 de los cuales han alcanzado la independencia después de 1980. De estos 32 estados, 15 tienen menos población que Cataluña y 17 tienen un PIB inferior al catalán. disponer de los instrumentos y recursos propios de un estado. En la OTAN, en la Unión Europea y en la ONU sólo cuentan los estados. La soberanía –plena o parcial– es imprescindible para decidir estratégicamente en un contexto globalizado. dado que hoy están muy por debajo de este umbral, tienen dos opciones: más impuestos o recortes en servicios públicos

Ahora bien, si un 5% del PIB representa una carga tan grande, cabe preguntarse: ¿qué supone para una sociedad perder el 10% de su PIB anual? Éste es el caso de Cataluña. El déficit fiscal –la diferencia entre lo que Catalunya aporta y lo que recibe– fue del 9,8% del PIB en el 2020 y del 9,6% en el 2021–datos publicados por el actual gobierno del PSC–. Esto significa que recursos generados en Catalunya, por valor de más de 20.000 millones de euros anuales, no se han podido invertir ni en infraestructuras, ni en servicios públicos, ni en el bienestar de la población. Para ponerlo en contexto: la aportación neta de Alemania a la Unión Europea en 2023 fue de 20.000 millones de euros, pero el PIB alemán es quince veces superior al de Cataluña.

Este drenaje constante del 10% del PIB explica por qué los servicios públicos catalanes están al límite del colapso. Otra Cataluña es posible. Una República Catalana con la capacidad de decidir, como cualquier otro estado europeo, al que destina sus recursos. Entonces podremos debatir democráticamente sobre todo lo importante, también sobre si queremos invertir el 5% de nuestro PIB en defensa o priorizar otros ámbitos.

Tengo claro que por todo esto hicimos lo que hicimos el primero de octubre del 2017. Porque sabíamos, porque sabemos, que España no puede tampoco prescindir del 10% que extrae no sólo de Catalunya, sino de todos los Països Catalans. La gran jugada de la transición fue el café para todos, idea de un jacobinismo genial acorde con la consigna franquista del todo está atado y bien atado.

Mientras Cataluña dependa del estado español, las decisiones fundamentales se seguirán tomando en Madrid. Y nosotros, simplemente, sufriremos sus consecuencias. Dependencia o independencia, ésta es la cuestión.

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