

La plataforma Movistar+ ha estrenado un docureality que pretende ser la versión ibérica de las Kardashian. La adaptación española está protagonizada por el clan familiar de Vicky Martín Berrocal. La diseñadora de moda flamenca ha congregado a su hija, su hermana y su madre para explicar la cotidianidad que las mantiene unidas y relativamente ocupadas. Al mismo tiempo, es una puesta en escena que les sirve para promocionarse como sujetos aptos para cualquier actividad de marketing. Se nota el interés en dar un empujón mediático a la más pequeña del clan, que, para variar, es otra hija de padres famosos que no parece tener ni oficio ni beneficio ni vocación alguna más allá de cultivar el propio ego.
Esta copia cañí de las Kardashian pretende imbuirse de modernidad y elitismo imitando el estilismo de la saga estadounidense. Todas llevan el mismo maquillaje, peluquería y vestidos y se conjuntan la ropa entre ellas cuando están juntas. Pero en realidad Las Berrocal es la antigüedad ibérica disfrazada de chándal, zapatillas deportivas y trajes ceñidos. Están todos los tópicos de la España más castiza: la madre coraje, el manipulador difunto, la exmujer y la hija del torero, la modista de faldas de flamenca y toda la comparsa que gira a su alrededor como si fueran súbditos. "¿Tú eras lo que me haces los aparadores?", pregunta arrogante a un empleado desconcertado que mira a la protagonista con cara de atemorizado. Todo ello está disfrazado de un falso feminismo, porque hay un relato que destila clasismo. Las protagonistas confunden el lujo y el estatus con el empoderamiento.
El clan Mardra Berro la creme de la creme madrileña y andaluza. Desde fiestas en la tienda con Ana Rosa Quintana de invitada hasta toques de alerta a los operarios que no han resuelto un escape de agua. En el primer capítulo, entre la presentación de la colección de vestidos, las obras del piso y las grabaciones del podcast, abordan el trauma infantil de un padre ausente. El resultado es grotesco. Al difunto le presentan a través de una estatua que tienen de él en un patio y que veneran como si fuera un santo. "Era uno mostruo", dicen ante la obra de arte. Y sí, lo era, pero seguramente no en el sentido que querían expresar. El hombre era un pencas machista y manipulador, autoritario e irresponsable. Cuentan etapas de engaños, cuernos y abandono familiar, pero a su vez lo justifican y lo blanquean. toque choni y el contraste generacional comiéndose un bocadillo en la media de la autopista con su novio rapero tras poner una funda de brillantes al volante del Mercedes.
Se pretende construir un relato sobre el espíritu de sacrificio, la fuerza de la sangre y el amor incondicional que es artificial. Las Berrocal es caduco y frágil porque es esclavo de una imitación. Es una puesta en escena que demuestra más desesperación que poder, y el retrato de una España pasada de moda que perpetúa a las mujeres como objetos de exhibición.