La recepción al rey Felipe VI en Montserrat.
Periodista i crítica de televisió
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La visita de los reyes de España a Montserrat para conmemorar el milenario de la abadía ha llamado la atención de los medios españoles, sobre todo por la tensión con los manifestantes independentistas. En Espejo público se recreaban en las imágenes del enfrentamiento con los Mossos y el tuit de Puigdemont criticando el evento. Los tertulianos de Griso lo compararon con la gente que se manifestó en su día en el Valle de los Caídos y lamentaban su supuesta ultraortodoxia. Una prueba de los conocimientos de los colaboradores. En Telecinco, Ana Rosa Quintana ponía cara de asco al ver las imágenes de los manifestantes: "¿Qué hacían los reyes ahí?" se preguntaba indignada. "El tema está cada vez más tenso", concluía la presentadora apelando a una deriva catastrófica. Cristina Cifuentes le contestaba: "Es que es el colmo que los reyes de España no puedan ir a visitar una parte de España".

Los espacios informativos no dieron mucha relevancia a la visita de los monarcas. En Antena3 Noticias era un breve al mismo nivel que el resbalón de Emiliano García-Page al chutar un penalti en una inauguración. En Telecinco y Cuatro no pasaba de un abucheo sin mayor trascendencia, y destacaban la escasa presencia de manifestantes independentistas que servía para demostrar el declive del Procés.

La Sexta Noticias fue la cadena que más quiso poner el foco en el milenario de Montserrat. Informaban sobre el centenar de manifestantes, los gritos y silbidos contra los monarcas y recuperaban un fragmento del discurso de Felipe VI en el que lamentaba los extremismos. A continuación hacían énfasis en la historia de Montserrat con un vídeo de imágenes de archivo, sobre todo del No-Do. Ponían un letrero en pantalla para resumir el papel histórico de la abadía: "De franquista a indepe", condensaban. Incluían imágenes de Franco besando a la Moreneta o "entrando bajo palio" en la basílica. Definían Montserrat como un lugar favorito para el dictador, "uno de sus puntos de especial interés". También contaban que Montserrat había servido al dictador como fuente de inspiración para diseñar su Valle de los Caídos. Glosaban la figura del abad Escarré como un abad agradecido al régimen de Franco: "Llegó a instalar vestigios y a realizar actos franquistas", decían de él, aunque después añadían que, en los años cincuenta, se distanció, criticó al régimen y se vio obligado a exiliarse. Entrando en el relato de los años setenta ya explicaban cómo la abadía había servido de refugio a disidentes y se había convertido en un espacio de protección de la cultura catalana o de fundación de la Convergència de Jordi Pujol.

Es sintomática esta percepción de la dictadura donde todo parece hacerse voluntariamente, por simpatía y afinidad al régimen y no por miedo ni falta de alternativa. Pero no es la primera vez que, en el retrato que hacen de Catalunya, el catalanismo es una cosa reciente que aparece después de un pasado franquista.

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