Brad Pitt vacía el buche sobre su alcoholismo: "Estaba prácticamente de rodillas"
El actor ha hecho una catarsis en un podcast que podría parecer un mensaje de perdón a sus hijos pero que coincide con la promoción de su último filme, 'F1'


BarcelonaTradicionalmente, Hollywood había procurado esconder al gran público todas aquellas cuestiones de sus actores y actrices que pudieran hacerles parecer personas humanas en vez de dioses. Ahora, sin embargo, se ha dado la vuelta a la tortilla y cada vez hay menos impedimentos por parte de la industria a la hora de permitir a sus estrellas que muestren algunas partes de su vida real a pesar de que esto les pueda generar algunos picos de polémica mediática. Ante una sociedad más empática, que les juzga menos por ser humanos, algunos de los iconos más grandes de la Meca del cine se atreven cada vez más a enseñar las heridas que les ha dejado la vida, lo que nos envía un beneficioso mensaje a todos porque, subyugados a la idolatría como nos ocurre no nos ocurre también si les ocurre automáticamente que si les pensemos automáticamente que si les pensemos automáticamente que si les ocurre automáticamente que si les ocurre. Es decir, esto nos ayuda a no sentirnos tan culpables por no ser perfectos en una sociedad tan exigente y tan competitiva como la de ese capitalismo tardodigital en el que nos ha tocado vivir.
Uno de los últimos en abrirse al gran público con uno de los grandes problemas de su vida ha sido Brad Pitt, que, después de 40 años en pantalla permanentemente y con 61 años ya cumplidos, ha hablado sin tapujos de la grave adicción al alcohol que sufrió hasta hace no tanto. En un podcast de EEUU presentado por el actor Dax Shepard, Pitt ha explicado detalles emocionales muy íntimos sobre en qué estado se encontraba cuando empezó a asistir a las reuniones de Alcohólicos Anónimos, donde coincidió precisamente con Shepard. "Mi primer día [en Alcohólicos Anónimos] fue mi primer día sobrio y creo que fue simplemente increíble. Éramos hombres compartiendo experiencias, errores, tropiezos, necesidades, y con mucho sentido del humor", ha rememorado el actor sobre cómo vivió su primera ocasión allí. De hecho, según explica, la experiencia fue tan positiva que tuvo ganas de repetir: "Se devolvió algo que esperaba con ilusión".
"Era el responsable"
Pese a que cuando llegó dice que "estaba prácticamente de rodillas y muy vulnerable" porque ya "había probado de todo", asegura que se sintió tranquilo y pudo vencer la timidez que sentía a la hora de abrirse a contar su experiencia. "Había probado todo lo que me ofrecían, antes de ir. Fue un momento difícil", recuerda sobre su llegada al grupo. Al poco tiempo, explica que empezó a asumir su responsabilidad sobre lo que le había estado pasando en relación al alcohol: "Me di cuenta de que me había convertido en el responsable de mi problema. Soy muy bueno haciéndome responsable de las cosas. Aquello me ayudó a tomar el control de la situación e hizo que ahora sea como una misión, ¿sabes?" "Es como: «¿Y ahora qué hago con esto? ¿Cómo puedo solucionarlo? ¿Y qué puedo hacer para que no vuelva a ocurrir?»", reflexiona el artista, al que Angelina Jolie pidió el divorcio oficialmente en el 2021, en buena parte, por las consecuencias de este problema.
Fue después de pasar por Alcohólicos Anónimos, dice Pitt, que empezó a hacer terapia en solitario, en la que afirma que en un principio practicaba la autocompasión, algo que posteriormente cambió. "Cuando me he metido en problemas, soy bastante bueno asumiendo la responsabilidad y afrontando los hechos. Ahora me pregunto cómo puedo arreglar un problema y me aseguro que no vuelva a ocurrir", desvela el actor, que hoy en día está completamente distanciado de los seis hijos que compartía con Jolie, que se han quitado la mayoría de apellido a medida.
¿En clave familiar?
Es difícil que algunos de los mensajes que Pitt comunica en esta entrevista no puedan leerse también en clave interna familiar. Ahora que se ha creado tanta distancia entre él y sus hijos no puede descartarse que ésta sea una de las pocas fórmulas que el actor tiene a su alcance para pedir perdón de forma velada a unos hijos que no quieren saber nada de él. Porque si algo no ha cambiado en Hollywood con el paso de las décadas es que la mezcla entre la vida pública y privada de sus estrellas en su faceta pública nunca ha desaparecido. Así era cuando Jane Fonda y su padre –con quien tuvo tantas diferencias...– rodaron Donde golden pond en 1981 y lo es ahora igual que entonces. Sólo cambia que el lugar donde todo se mezclaba antes era un filme mientras que ahora es un podcast.
Dicho todo esto, tampoco hay que dejarnos llevar de manera complaciente por la imagen de una supuesta nueva era de Hollywood. Lo cierto es que si ahora algunas estrellas hablan de problemas que antes hubieran ocultado es también porque no pueden esconderlos. En el imperio de los teléfonos móviles y las redes sociales, escaparse de la fiscalización pública constante es imposible. Sobre todo si encima los medios ya no trabajan a favor de obra. Muy lejos quedan las revistas y periódicos que publicaban vidas fabricadas por los representantes de los artistas de acuerdo con periodistas a cambio de favores de las estrellas hacia ellos. Los medios comprados prácticamente han terminado, lo que ha coincidido con unas redes ávidas de carne fresca cada segundo. Resulta normal, pues, que ante este panorama las celebrities hayan decidido sacar partido, de una u otra forma, de sus circunstancias más tristes, que saben que no podrán ocultar en modo alguno.
Reposicionamiento
Si a todo esto se le suma que la mala prensa que tuvo Brad Pitt con el divorcio necesitaba ser contrarrestada para seguir en lo más alto del escalafón real de los mass media, es evidente que ese momento de confesiones tenía que llegar. De hecho, ya había soltado algunas píldoras en este sentido en el pasado, pero el exorcismo público que él necesita es lo suficientemente grande para implicar un trabajo a largo plazo. Matar al antiguo Brad maculado y canjearlo en nuestras mentes por uno autoconsciente, empático y responsable no es una tarea que se haga en dos días. Quizá por eso, ha decidido hacer de paso un cambio de look que ha pasado de una elegancia hollywoodiana muy tradicional y canónica a unas apuestas vanguardistas y ligeramente agender que parecen querer situarlo en el punto de mira de algunas minorías LGBTIQ+ y de la generación Z, a la que pertenecen sus hijos, por cierto.
Pero a la espera de saber si éste rebranding hace mella en su perfil público y en los problemas personales y familiares que le provocó el alcoholismo, deberemos quedarnos con una triste línea de análisis que todavía no hemos comentado. Toda esta catarsis que Pitt hace frente a los medios coincide con la promoción de su nuevo filme, F1, en el que participa, entre otros, junto a Javier Bardem y que ha costado 300 millones de dólares a los productores. Una lástima que siempre acabe viniendo la triste realidad capitalista a desmerecer lo que parecía un acto honesto para hacernos pensar que tan sincera confesión era quizás sólo un reclamo para generar empatía y vender más entradas de cine para la película en cuestión. Dicho todo esto, si lospeech de Pitt sirve para que alguien emprenda el camino de la curación, habrá merecido la pena el show mediático.