Los adoquines

Florentino, los niños y la anestesia

Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, durante una reciente presentación
21/06/2025
2 min

Después de que el Real Madrid empatara en su debut en el Mundial de clubes con el Al Hilal jugando a las doce del mediodía en Miami con 30 grados de temperatura y un 70% de humedad, Florentino Pérez apareció con su habitual tono evangelizador y soltó: “Por fin hemos conseguido algo por lo que llevábamos mucho tiempo luchando, y además, al ser gratis todos los niños de todo el mundo pueden ver hoy al Real Madrid. Para nosotros es una gran ilusión, ya que hemos luchado mucho para que todo el mundo pueda verlo”.

Resaltar que es gratis también fue el mensaje que lanzó Infantino mientras posaba con Donald Trump en la Casa Blanca junto a los futbolistas de la Juve que no sabían qué cara poner mientras el presidente estadounidense les preguntaba si podían jugar con una mujer.

Para empezar, gratis no es. Mohammed Bin Salman, el príncipe Saudí, es el promotor de la competición a través de DAZN, en la que ha inyectado 1.000 millones de euros a cambio de un 10% de la compañía. El dictador que pretende limpiar su imagen para que pasemos por alto las flagrantes violaciones de derechos humanos fundamentales en su reino paga la fiesta. Para continuar, habrá que esperar a que comience la competición nacional para ver cuál será la factura que pasará el Mundial ya no sólo al Madrid, sino a todos los equipos europeos que están disputándolo, con futbolistas exprimidos, agotados, sin descanso, vacaciones ni pretemporada posible. Petarán tarde o temprano. La única duda es cuándo.

La epifanía de Florentino Pérez tampoco es gratis: tiene como objetivo a la UEFA de Ceferin por la competencia de la Superliga, su megaproyecto fallido con el único apoyo de Joan Laporta y el Barça. Infantino, el amo de la FIFA, también quiere rebañar negocio y no ha dudado ni un segundo en aliarse con el infame Bin Salman y el iluminado de Trump. Dictadores, megalómanos con delirios de grandeza, señores que acumulan poder y riqueza y que jamás tienen suficiente de ninguna de las dos.

El Mundial de clubes apesta, pero los niños pueden ver gratis por fin al Real Madrid, alabado sea Dios, mientras los mandamases del mundo juegan a su monopoly exclusivo con petrodólares y los demás, lamentablemente, asistimos anestesiados, abobados perdidos, al penoso espectáculo en cuanto rueda la pelotita. Como decía mi abuela, lo barato sale caro… y lo gratis ni te cuento.

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