'Sirat', de Oliver Laxe: el cine como una abrumadora experiencia sensorial de tráfico

Ethan Edwards (John Wayne), el protagonista de Centauras del desierto, forjó el molde para todo un arquetipo de antihéroe: el del hombre que se adentra en territorio comanche para salvar a una inocente y acaba confrontándose con la parte más oscura de su masculinidad. El personaje de John Ford resuena a Luis, el protagonista de Sirado, un padre dispuesto a internarse en lo más profundo del desierto marroquí para encontrar a su hija, perdida en alguna rábano. El personaje que encarna Sergi López hace gala del mismo talante obsesivo pero con una mentalidad más abierta que el de Wayne, y no tarda en seguir una troupe que trabaja de rábano en rábano. Pero el cuarto largometraje del gallego Oliver Laxe sí que entronca con el filme de Ford a la hora de dar la vuelta al vínculo de conquista entre hombre y territorio extraño del western clásico.

Sirado se despliega como un trayecto por un escenario natural que resulta todo un reto para los protagonistas. La película integra esta vocación de postwestern con los elementos de thriller de carretera deEl salario del miedo (1953) de Henri-Georges Clouzot, la revisión de la idea de familia de Freaks y la imagen de una Mad Max más mínimo. Títulos anteriores de Laxe como Mimosas y O que arde ya redefinían la posición del ser humano en el mundo natural para plasmar el paisaje desde una dimensión profundamente abrumadora. que quieren dotar de contenido filosófico a la trama (la aceptación de la aleatoriedad del destino, la fe ciega...), pero que resultan cuestionables por cómo banalizan la crueldad.