Cuando Jordi Pujol se reunió con el emperador japonés


BarcelonaEl 24 de mayo de 1990 la crónica del enviado especial de El País en Tokio, José Antich -ahora director de El Nacional-, explicaba la audiencia entre el president de la Generalitat, Jordi Pujol, y el emperador japonés Akihito. Resaltaba que el jefe del ejecutivo catalán, acompañado de su esposa, Marta Ferrusola, y el embajador español, Camilo Barcia, había trasladado al jefe de estado japonés "el importante papel que tuvo en España el rey Juan Carlos durante la Transición y a favor de las libertades de Catalunya". No era la primera vez que Pujol se veía con el emperador japonés, porque cinco años antes ya había hecho otro viaje a Japón -Akihito era príncipe- y también lo había recibido en Barcelona junto al alcalde, Pasqual Maragall. Esta semana el president, Salvador Illa, también ha estado en Japón en el marco de la gira para estrechar relaciones con el mundo asiático, pero con una agenda que contrasta con la de su predecesor hace treinta y cinco años.
El jefe del ejecutivo ha manifestado -preguntado por la veintena de periodistas que lo han acompañado- que el objetivo de su viaje no era marcar perfil político, sino económico y cultural. Para fortalecer vínculos y en un futuro "recoger los frutos". Illa solo ha mantenido tres reuniones con autoridades locales y regionales, ninguna de rango ministerial. Se ha encontrado con la vicegobernadora de Tokio, el gobernador de la jefatura de Kioto -para firmar un acuerdo de colaboración que viene de la época de Aragonès- y el alcalde de Osaka. Una autoridad, eso sí, que recibió con aplausos al president. En Corea del Sur, donde ha terminado la gira esta semana, no se ha visto con ninguna autoridad política, pero sí ha dejado entrever que en su próximo viaje a China -donde parece que el Govern va a abrir una delegación- quiere que eso sea diferente. En este sentido, sigue la estrategia del presidente español, Pedro Sánchez, de abrirse hacia Asia en un momento de crisis de las relaciones con Estados Unidos -hay que recordar que fue el primer mandatario europeo en poner ahí el pie en plena guerra de los aranceles de la administración Trump con la Unión Europea, lo que causó recelos en Washington.
El viaje de Illa a Japón es un reflejo de lo que hasta ahora ha priorizado el president en su gestión al frente de la Generalitat, optar por un bajo perfil político -su objetivo es contrastar su mandato con la tensión del Procés- y priorizar anuncios de carácter socioeconómico. Se trata de una estrategia que hasta ahora le ha ido bien, porque no genera anticuerpos en la mayoría del electorado -lo aprueban como líder los simpatizantes del PSC, ERC, Comuns, Junts y el PP-, pero falta ver si eso basta para consolidarse en la presidencia. Y más si Illa tiene la intención de ensancharse acaparando también el nacionalismo más moderado. Hasta ahora, la Generalitat siempre se había proyectado en el exterior como algo más que el resto de las autonomías del Estado, también en tiempos del PSC en el Govern, sobre todo con Pasqual Maragall. Siempre había hecho gala del hecho diferencial, y eso implica marcar perfil político.
España vive su Procés
Mientras Catalunya vive la pax de Illa, la política en Madrid vive uno de los momentos de mayor tensión de los últimos años. El último capítulo es el audio publicado por El Confidencial en la que personajes vinculados al PSOE –aunque el partido lo niega– maquinan contra la UCO de la Guardia Civil. Lo que parecía que podía ser una excepción y se hizo con el independentismo –con la operación Catalunya– o Podemos, ahora se ve que existe una parte del Estado que lo practica directamente contra el gobierno español. Y hay personas con vínculos al PSOE que quieren responder con la misma moneda. La Moncloa se desmarca públicamente, pero tampoco aprovecha la mayoría plurinacional para hacer las reformas necesarias para poner fin a estas prácticas.
La principal pregunta de todo ello es si el acoso judicial a Pedro Sánchez acabará con su propia imputación. ¿Lo salvaría Juntos de un suplicatorio, llegado el caso? Puigdemont podría tener la tentación de dejarlo caer solo porque los socialistas votaron en contra de su inmunidad en el Parlamento Europeo. Ahora bien, por lo visto esta semana con la oficialidad del catalán, hay una tregua entre Junts y el PSOE, porque los de Junts han cargado toda la responsabilidad a Alberto Núñez Feijóo. Esto será así al menos hasta que el Constitucional resuelva todos los recursos de la amnistía. Sánchez, pues, sigue viéndose capaz de terminar la legislatura. Si se habla de una hipótesis ahora es que quiera hacer coincidir las elecciones españolas con las municipales y autonómicas de la mayoría de autonomías en el 2027. Un nuevo all-in del presidente español en el que se lo jugaría todo.
El cartel de Cataluña escrito con Ñ de la exposición de Osaka ha sido una de las fotografías de la contracrónica del viaje de Illa. El Gobierno se escudó diciendo que esa parte la había elaborado el gobierno español. Ahora bien, a su llegada a Corea del Sur pudieron comprobar que los coreanos, a diferencia del Estado, sí había ntenido en cuenta el catalán a la hora de dar la bienvenida al president de la Generalitat.
Mientras los periodistas esperaban la visita a la empresa coreana Lotte, con la que el president, Salvador Illa, se reunió para darles garantías sobre la inversión varada en Mont-roig del Camp por la planta de componentes de baterías, se les obsequió con unas galletas envueltas en papel azul. La sorpresa fue que se llamaban pepero, que significa delgaducho en coreano.