Una de las chicas que hizo de testigo en el reportaje sobre chicas de origen inmigrante que sufren control total por parte de la familia.
15/05/2025
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Mahoma era feminista porque tuvo la generosidad de reconocer que las mujeres tenemos alma y porque amaba a todas sus esposas por igual aunque la favorita era Aisha, con quien se casó cuando ella tenía nueve años. Alá es clemente y misericordioso porque en el Corán dijo que no era justo que los hombres se quedaran con toda la herencia y que a las hijas les correspondía la mitad de lo que correspondía a los hijos. En su infinita consideración hacia nosotros también estableció que nuestro testimonio valía la mitad que el testigo de un hombre. Chicas, ¿qué más queréis? Si en el libro sagrado también deja muy claro que debemos obediencia al padre y al marido seguro que lo hizo por nuestro bien. Y cuando recomienda a los machos que nos aten corto si no cumplimos con sus dictados lo hace proponiendo una escala graduada de castigos, no seáis bárbaros, señores: primero retiradle la palabra, luego apartadla de vuestra cama y si, aun así, no obedece, pegadle. Los islamistas fundamentalistas y los publicistas del islam en Occidente han hecho todo tipo de curvas dialécticas para negar la estructura patriarcal de la religión, desde culpar a los maléficos y malintencionados traductores, probablemente islamófobos aunque hayan dedicado la vida entera a trabajar el Corán, las trasladar mal a las lenguas de aquí el verbo daraba, que significa pegar para todos los hablantes del árabe salvo para los proselitistas que viven en sociedades democráticas y abiertas. Algunos llegan a afirmar que la raíz de la palabra en realidad significa "golpeadlas con suavidad". Se centran en interpretar las formas en las que debe ejercerse la dominación masculina como si lo más escandaloso no fuera precisamente la dominación misma.

¿Qué dicen las organizaciones que representan al Islam en Catalunya, muchas de ellas con una visión cerrada y fundamentalista, de los testimonios que recogía Mònica Bernabé en este diario el pasado domingo? ¿Qué tienen que decir de las chicas que están encerradas en casa y solo pueden salir para cumplir exclusivamente con lo establecido por ley, que es la obligación de ir a la escuela para volver, al salir de clase, al régimen medieval que reina en casa? ¿Acaso han salido en su defensa todas las unidades y plataformas contra el racismo y el fascismo que en los últimos años no han mostrado ningún escrúpulo a la hora de señalar públicamente a las mujeres que nos hemos significado a favor de la igualdad de las niñas? ¿No es racista aceptar y admitir que Soraya, Sukleen, Laila y tantas otras tengan que vivir en el Raval privadas de todas las libertades y abocadas a un matrimonio forzado? Este antirracismo, ¿de quién es? ¿A quién defiende? ¿Solo los hombres y las buenas musulmanas que aceptan la misoginia religiosa y la acatan? ¿Se puede ser antirracista y machista al mismo tiempo?

Son preguntas retóricas, claro, ya me conozco todas las respuestas de los defensores del patriarcado islámico en todas sus formas: que si son casos puntuales, que si es cultura y no religión, que si es porque las familias no tienen educación, que si han hecho una mala interpretación de los textos y después que todo es islamofobia y rechazo a los seguidores de Mahoma.

Escribo esto después de haber visto, con enorme estupefacción, una cobertura mediática omnipresente por el cambio de rey en un país minúsculo de régimen teocrático y absoluto y patriarcal. Es decir, los medios han hecho campaña para blanquear este sistema de dominación masculina por alguna razón que escapa a mi capacidad de comprensión. (Sí, también hay quien dice que Jesús era feminista.) Exactamente lo mismo que hacen los islamistas en Occidente por negar la realidad y no reconocer la responsabilidad directa de sus creencias en el sometimiento feroz de las mujeres nacidas en familias musulmanas. Y no mostrar ninguna compasión ante su sufrimiento.

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