

Tomo este título del artículo del libro de poemas y notas dispersasLa policía irá de bulto (Documenta, 2025) del eximio Enric Casasses, porque la prosa poética del autor es una invitación a mirarse la vida en general, y la vida en catalán en particular, con la desinhibición de quien lo ve claro y sabe decirlo, que es lo que hay que adoptar para ir por el mundo cuando triunfan el histerismo.
La portavoz de Vox en el Parlament balear, un partido que acaba de pactar los presupuestos con el Partido Popular, considera que el catalán no es la lengua propia de Baleares, y lo opone a la "lengua mallorquina, que sabemos todos que es anterior a la catalana", notable afirmación que es lástima que haya llegado tarde y no haya llegado a tiempo de enriquecer el argumentario del PP contra el catalán en la UE, en lo que habría sido una extensión natural del gran trabajo en equipo que están realizando ambas formaciones.
Ahora ya es urgente que la historiografía se ocupe de un enigma sin resolver que tiene el mundo boquiabierto: las variedades del catalán que se hablan en las Islas (al igual que las del País Valenciano) llegaron a ambos territorios mucho antes que los primeros pobladores procedentes de Catalunya. Mira por dónde, la Edad Media es, todavía, una caja de sorpresas.
En casa, esto antes lo resolvíamos con un "semillas de asno no llegan al cielo", y aunque los bramidos de asno siguen sin llegar al cielo, llegan a la opinión pública con formas de comunicación descaradas y provocadoras, y la cultura debe señalarlo, para que quede constancia de los susodichos bramidos.