El Neuschwanstein nostrat


No sufran, les dejo unos segundos para buscar qué es Neuschwanstein…
Ahora ya saben que es el nombre de uno de los castillos más famosos del mundo. Dicen incluso que en esta construcción se inspiró Walt Disney para hacer el castillo de la Bella Durmiente de sus parques temáticos.
Pero hoy no iremos al castillo bávaro. Queremos aproximarnos a un castillo que sí tenía funciones defensivas y geoestratégicas, además de representativas e intimidatorias, como las que carecía del castillo de Luis II de Baviera. Queremos acercarnos al inexpugnable castillo de Miravet.
El conjunto castral fue sede de uno de los pedidos catalanes de la orden del Temple más importantes de toda la Corona de Aragón. Responde a un modelo de construcción militar creada en Tierra Santa y difundida en gran parte de Occidente por la orden del Temple. El de Miravet es considerado uno de los mejores ejemplos de arquitectura militar templaria del mundo. Pero los templarios no fueron los únicos en encontrar este punto: íberos, romanos, musulmanes… Todo el mundo ha pasado por Miravet y todo el mundo ha pasado por el Ebro.
El entorno natural ayuda, obviamente! El meandro que crea el río a la altura del lugar donde se levanta el castillo y los más de 100 metros sobre sus aguas todavía ayudan más. Pero la construcción sí es mano del hombre.
Con un foso y unas murallas de más de 25 metros de altura, el camino para llegar al castillo todavía es tortuoso y abrumador. Dentro del recinto cerrado, además de las típicas estancias de un castillo, encontramos las caballerizas, la torre del tesoro, diferentes cámaras, bodega y todo lo relacionado con la vida en comunidad de sus habitantes.
Hay que recordar que la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón compartía aspectos de la vida militar y religiosa. Lo que añadía al conjunto elementos como una capilla mayor de lo habitual y estancias dedicadas a las tareas monacales.
El castillo de Miravet sobrevivió a los templarios, a los hospitalarios ya los militares que lo habitaron a lo largo del tiempo. Una de las mejores imágenes de esta pervivencia de nuestro patrimonio nos la ofreció Joaquim Mir en un par de sus telas tituladas Fantasía del Ebro.
No necesitamos más pruebas para volver a nuestro Neuschwanstein.