Impotencia, rabia y frustración del Girona en Leganés

GIRONAEra la noche perfecta. No podía ser mejor. Portu y Stuani, por fin titulares, estaban dando la chuta de adrenalina que el Girona necesitaba. Habían fabricado el 0-1, un gol que alejaba el descenso a cinco puntos. Era oro, la victoria, que rompía la mala racha. Pero un despiste, el enésimo acto de egoísmo de Danjuma –que en vez de conservar el balón en el minuto 92 y cerrar el partido, ha decidido dejarlo abierto haciendo la guerra por su cuenta–, ha dado alas al Leganés, que le ha pisado dos puntos que ve a saber si les echará de menos al final de la Liga (1-1). Todo sigue igual, con la parte baja a tres puntos. En juego habrá quince.

La historia de Portu y Stuani en el Girona es de película. Han vivido tantas situaciones que parece haber pasado toda una vida. Han visto al Girona subir y bajar, celebrar victorias increíbles, crear mil heridas en la ciudad y cantar el himno de la Liga de Campeones. Literalmente, se han dejado el alma por el club. Pero con el paso del tiempo, han ido jugando menos. De hecho, no coincidían como titulares en la Liga desde hace casi seis años, en la nefasta noche en la que, con Eusebio, se bajó a Segunda tras una derrota en Montilivi ante el Levante.

En plena crisis, y con la amenaza de un nuevo trauma muy cerca, Míchel ha vuelto a recorrer. Todo el mundo lo pedía a gritos. Y, claro, su presencia ha alterado las revoluciones del personal. De repente, la tristeza colectiva y el terror a la derrota se han visto cambiadas por la sensación de poder superar cualquier obstáculo. Es su valor añadido: provocan que nadie tenga miedo a nada. Pasarán los años, pero esa delantera siempre será eterna para el Girona.

70 minutos en ventaja

Ni la presión ni el escenario han intimidado a los viejos rockeros rojiblancos, que se han tomado la final en Leganés como si fuera una cuestión personal. Fueron determinantes, ya desde el principio, cuando un sprint en el que Portu demostró una fe interminable acabó con la expulsión de Cissé, que cortó al murciano como último hombre. Una acción de la nada que hasta la última jugada se ha convertido en clave.

En Butarque, el día no debía ser de nadie que no fueran Portu y Stuani. Su conexión, al inicio del segundo tiempo, autores de un 0-1 que deberían compartir, ha acercado mucho la permanencia en Primera. Pero este año parece que no haya nada en su sitio. El equipo se ha ido empequeñeciendo, no ha aprovechado la ventaja numérica, Míchel ha empeorado el escenario con las sustituciones y, sin Stuani y Portu en el campo -casualidad? No lo crean–, ha llegado la desgracia de Danjuma, que alarga la mala dinámica a once partidos sin ganar y deja fotudísimo a un vestuario que no tendrá más remedio que sufrir por su supervivencia de aquí al final de la Liga.

Aunque a eso ya está acostumbrado. Con el paso de las horas, al menos verá que en Leganés se permitió apostar por la solución definitiva: Portu y Stuani y nueve más. El camino es éste, que nadie tenga ninguna duda.