Crítica de teatro

Un espectáculo magnífico: la confirmación definitiva de Victoria Szpunberg

Clara Segura y Carles Pedragosa encabezan el viaje de los emigrantes de 'La tercera fuga'

'La tercera fuga' en el Teatre Nacional.
01/05/2025
2 min
  • Idea original y directora: Victoria Szpunberg
  • Colaborador en el texto: Albert Pijoan
  • Intérpretes: Sasha Agranov, Emma Arquillué, Anna Castells, Marc Joy, Olga Onrubia, Carlos Pedragosa, Carlos Rojo/Pau Escobar, Biel Rossell Pelfort, Fede Salgado, Magali Sare, Clara Segura Crespo, Sergi Torrecilla, Ton Vieira
  • TNC Sala Gran (Hasta el 1 de junio)

En el mundo del teatro hay un apellido de rey shakespeariano que no se pronuncia porque trae mala astrugancia. No sé si Victoria Szpunberg lo mencionó durante los ensayos de La tercera fuga, pero su debut en la Sala Gran del Teatro Nacional estuvo amenazado por el retraso del estreno por la enfermedad de un actor y, por si fuera poco, por el gran apagón del lunes con el ensayo general. Y malgré tout, el estreno alcanzó un éxito como pocos: es la confirmación definitiva del talento de la autora y directora catalana de origen argentino.

Un éxito con una obra de casi tres horas de duración sin entreactos, en varias lenguas y que, sin embargo, funciona por encima del tiempo con la suavidad de unos esquís sobre la nieve. Cuenta la peripecia vital de una familia a lo largo de cien años, un periplo que va desde Ucrania a Barcelona pasando por Buenos Aires sin perder nunca el interés. Un camino marcado por el drama, que coquetea con la comedia, y con un final que arranca a los espectadores del asiento. Szpunberg ha trabajado sobre la historia de su familia pero, más que los individuos, los protagonistas de esta obra son los colectivos. Empezando por los judíos que huyen de los soviéticos en la Ucrania de principios del siglo XX, siguiendo por los argentinos que huyen de la dictadura de Videla y terminando en la dulce Cataluña. Para todos ellos y ellas, la autora tiene una mirada entre tierna e irónica que acentúa los rasgos característicos de cada uno sin obviar el trasfondo del drama mortal que persiguió a su familia.

Profundidad y ligereza, seriedad y humor, y sobre todo agilidad marcan esta propuesta. La muerte y la tragedia —evocada en la danza de calaveras de Verges— anuncian el inicio a golpe de tambor. La música es un recurso sabiamente empleado por la directora, que, en la escena de Buenos Aires, no renuncia al Cambalache de Enrique Santos Discépolo. Música y humor a raudales. Fantástico Carles Pedragosa —músico habitual de Jordi Oriol y ya presente en la anterior obra de la autora, El peso de un cuerpo—, ahora lanzando la palabra cómica a unas hilarantes transiciones del espectáculo. Clara Segura y Sergi Torrecilla son los veteranos de una compañía joven que lleva adelante una compleja y estupenda función en el marco de una magnífica escenografía de Max Glaenzel y Silvia Delagneau. No se la pierdan.

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